por Huitzilihuitl Pallares Gutiérrez *
Es indudable que los libros de texto siguen siendo una herramienta fundamental en la enseñanza de la historia, al grado de que suelen ser la única fuente de conocimiento para los estudiantes que cursan la primaria, la secundaria o la preparatoria —aunque cada vez es más común encontrar docentes que incorporan nuevas y novedosas herramientas en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Dado el papel fundamental del libro de texto en la educación básica y media superior es necesario y pertinente reflexionar sobre sus contenidos y objetivos. El primer ejercicio en este blog lo realizó Alejandro Herrera Dublán en “Libros que abarcan demasiado” (publicado el 12 de octubre del año pasado), en el que cuestionó, entre otras cosas, el carácter enciclopédico de algunos libros de texto y de la enseñanza de la historia misma, e invitó a “los historiadores que se han interesado en redactar libros de texto en exponer a las claras sus opiniones al respecto”.
Con el ánimo de darle continuidad al tema y contribuir a la reflexión, creo que un ejercicio fructífero sería discutir, es decir, examinar atenta y particularmente, los libros que se producen (escritos por historiadores o no) con el propósito de ser empleados como textos de enseñanza de la historia. Un ejercicio en este sentido lo realizó el mismo Alejando Herrara Dublán recientemente en este espacio (el 2 de marzo pasado). Sin embargo, creo que es pertinente secundar la propuesta bajo el mismo principio con que los historiadores realizan reseñas de libros que dan cuenta de nuevo conocimiento histórico.
En otras palabras, sería bueno que los historiadores realicen reseñas de libros de texto con el objetivo de validar el conocimiento, las formas y los métodos con que se pretende enseñar historia. Recuérdese que para ser historiador especialista en un tema determinado es necesario que lo avale la comunidad epistémica (académica) a la que se pertenece; los exámenes profesionales, las presentaciones y las reseñas de libros son ejemplo de ello.
En ese sentido, las siguientes notas breves se refieren al libro Nueva historia mundial (México: Santillana, 2008), de Marialba Pastor, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Dicha obra es sugerente por su propuesta de convertir a la historia en una narración significativa para el presente, es decir, orientada a dar luz sobre los grandes problemas que preocupan actualmente a la humanidad. Textualmente, 1) las migraciones, la marginación, la discriminación y el racismo; 2) el abandono del campo y el desmesurado crecimiento de las ciudades; 3) el incumplimiento de los pactos sociales y la corrupción; 4) el terrorismo y la violencia; 5) la proliferación de sectas y el conflicto entre religiones e ideologías; 6) el hambre, la desigualdad económica y la globalización; 7) la dominación de la naturaleza y el deterioro ambiental, y 8) la explosión de la “sociedad de la información” y, paradójicamente, de la incomunicación.
Ocho problemas que se convierten en unidades o bloques de estudio, que la excelente prosa de Pastor, así como las ilustraciones seleccionadas, los hacen de fácil entendimiento. Cada uno es introducido por una nota que explica la situación actual del tema-problema, con mayor atención en la situación mexicana, para después ser abordado con precisión desde “los tiempos remotos hasta el fin del siglo XX”. Tal estructura permite que el lector se acerque ocho veces a la historia, en mi opinión con gran interés, pues el tema le atañe porque está vivo en su mundo inmediato.
No obstante la originalidad de la propuesta y su correcta presentación, Nueva historia mundial presenta un gran problema: el público al que está dirigido. No se ajusta a ningún plan o programa de estudios, por lo que carece de un grado escolar específico para ser empleado. Aunado a lo anterior, parece ser que el libro no está dirigido a los alumnos sino a los profesores, pues en comparación con las abundantes ejercicios que suelen tener los libros de texto, éste no tiene ninguno. En su lugar se anexa al final del libro una selección bibliográfica por unidad, que dicho sea de paso es muy pertinente.
No se crea que Nueva historia mundial es la primera incursión de la autora en libros de esta naturaleza; todo lo contrario. Pero creo que faltó, de entrada, una explicitación clara de sus objetivos.
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