por Rubén Amador Zamora *
¿Le interesa al historiador el pasado por el pasado mismo? En principio sí. La comprensión y explicación del pasado es su objetivo principal como profesionista.
Sin embargo, el presente influye en las decisiones del historiador para la elección del tema a investigar. No siempre sucede así, pero las preocupaciones del presente, las preocupaciones que la sociedad expone como relevantes desde el presente, el historiador las retoma para pensar en ellas desde el pasado.
El hecho de que la producción historiográfica sobre la revolución mexicana haya sido voluminosa significa que ese periodo de la historia de nuestro país fue visto como fundamental para explicar, para entender mejor, algunos de los problemas que vivieron los mexicanos durante la segunda mitad del siglo XX.

Otro ejemplo de cómo el presente puede influir en las decisiones de la comunidad de historiadores sobre qué aspectos del pasado investigar lo vemos a finales del siglo XX. En los años ochenta y noventa, muchos países de Europa del Este y América Latina experimentaron procesos políticos de relevancia a los que se les ha dado el nombre de “transición democrática”. En esos años, también, surge una historiografía que investiga las formas de hacer política de las sociedades del siglo XIX. Esta historiografía destacó, entre otras cosas, la importancia del poder de la gente o las formas en que se negocia el poder entre los gobernantes y gobernados. Con esta historiografía, los historiadores también aportaban a la comprensión de los movimientos políticos de su tiempo.
Al hacer historia, los historiadores están hablando de su presente. De ahí la frase del historiador Benedetto Croce: “toda historia es historia contemporánea”. Hacer historia es construir nuestro presente.
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