Documentación Historia contemporánea Opinión

La historia de López Obrador

por Bernardo Ibarrola

Inadvertido entre las banalidades, bajezas y gracejadas del segundo debate, se planteó el tema de fondo de esta elección: seguir o no seguir por el camino tomado desde 1988.

Según José Antonio Meade Kuribreña,

“Hace treinta años, 1988, México vivía grandes periodos de escasez; de repente nos quedábamos sin azúcar, nos quedábamos sin leche en polvo, nos quedábamos sin pasta de dientes. Mi papá en esa época trabaja en Industria y Comercio y se juntaban para ver si una franquicia podía abrir dos restaurantes en vez de uno; era una época donde esa escasez nos afectaba a todos. Hemos cambiado mucho de entonces para acá, con comercio y con inversión. En esa época la única autopista era la que nos llevaba a Querétaro y a Cuernavaca, hoy podemos ir de Ensenada a Mérida en autopistas, la inversión y el comercio nos ha ayudado, pero no nos ha ayudado a todos […] lo que hay que hacer es llevar más inversión al sur y sureste para que sean más productivos, para que les vaya mejor y para que cerremos esa brecha […] no hay atajos, si queremos cerrar la distancia entre el norte y el sur, tenemos que invertir más en el sur […]. Tenemos que tener mejores carreteras, tenemos que tener mejores puertos, tenemos que hacer nuestra tarea para que ese comercio y esa inversión ayuden. Pero no se hagan muchas bolas; comprar barato para traer a México y vender en Estados Unidos y en otras geografías nos ayuda; cerrarnos implica perder empleos, implica regresar a 88. No era un buen momento 88 para regresar […]. Y lo que vemos con Andrés Manuel es una añoranza por un México en el que nos fue mal, por un México cerrado, por un México en donde el gobierno decidía por ti, por un México en donde en vez de preguntarle a las familias, nos decían qué hacer. Ésa es la añoranza que tiene Andrés Manuel, ése es el México que ve como ejemplo y ese México no le conviene a tu familia.” [Transcripciones del debate a partir, sucesivamente, de 0:42:48, 0:48:26 y 2:04:47]

En cambio, para Andrés Manuel López Obrador “[…] en el 88 con un salario mínimo alcanzaba para comprar 50 kilos de tortilla; ahora con un salario mínimo alcanza para comprar seis kilos de tortilla; así ha sido el deterioro […]” (Transcripción a partir de 0:46:03).

Volver a ese terrible pasado o continuar por la ruta del crecimiento y el progreso iniciada desde entonces, es la disyuntiva de Meade; recuperar la justicia o seguir por el camino de la desigualdad económica y social, la de López Obrador. Continuidad o ruptura, pues, respecto del parteaguas de 1988.

Pero, ¿cuál es ese parteaguas? En 1988 concluyó el gobierno priista de Miguel de la Madrid e inició, luego de unas controvertidas elecciones, el gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari. Lo que cambió fue la doctrina económica seguida por el gobierno: de una economía mixta con fuerte presencia del estado a una economía predominantemente privada con participación estatal lo más reducida posible.

En 1988 Meade, de 21 años, continuó sus estudios de economía en el ITAM, mientras su papá seguía siendo funcionario público de alto nivel. Por su parte, López Obrador, que habría de cumplir 35 años en noviembre, se unió a la Corriente Democrática, renunció al PRI, siguió a Cuauhtémoc Cárdenas y se incorporó al Frente Democrático Nacional que lo postuló a la gubernatura de Tabasco.

Fotograma de Esto soy.

Treinta años después —cinco sexenios— López Obrador vuelve sobre la historia de la implantación neoliberal y la cuenta a su manera. En el documental Esto soy (2018), de Verónica Velasco y Epigmenio Ibarra (disponible aquí), los últimos seis lustros no son, como quiere Meade, los de la apertura económica salvadora, sino los de la lucha contra del autoritarismo; los de la lucha del propio López Obrador contra el autoritarismo.

En este magistral instrumento de propaganda audiovisual el eje es el sempiterno candidato, no sólo por obvia estrategia electoral, sino por convicción explicativa. La narración comienza en 2018, cuenta cronológicamente la vida de López Obrador hasta 1982 y a partir de ahí va y viene en el tiempo: las movilizaciones en Tabasco y las marchas a la capital de los años noventa; el intento de desafuero de 2006, su llegada al poder —no dice a cuál— en 2000, la fundación de Morena 2014…

El documental da cuenta de la forja del héroe, del hombre de 64 años que en 2018 anuncia socarrón “A Palacio o a La Chingada”; del desafiante jefe de gobierno de la ciudad de México que se atreve a parafrasear a Fidel Castro ante la Cámara de Diputados (“Ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia”); del político que a los 46 años pasó del activismo opositor al gobierno (“Después de muchos años de lucha, de protestas, de manifestaciones en defensa del petróleo, en defensa de la tierra, en defensa de los derechos humanos, en defensa de la democracia, cuando llegué aquí lo primero que hice fue abrir esta ventana y salir a este balcón para no olvidar que en la plancha del Zócalo había estado muchas veces protestando, para no olvidar de dónde venía”), del hombre de estado (“Lo más importante es luchar por la transformación del país, por cambiar al régimen, y para eso se necesita un partido; una agrupación política que se ocupe de lo social y al mismo tiempo de lo político”). (Transcipciones a partir, sucesivamente, de 0:00:33, 0:21:50, 0:26:46 y 0:56:39.)

Este desdén por la temporalidad no es excesivo por la omisión de pasajes que podrían incomodar al candidato —como su paso por el PRI o los casos de corrupción durante su gobierno en la capital— sino porque ignora el larguísimo y complejo proceso de transición a la democracia que transcurre, ¡lo que son las cosas!, al tiempo de la transición económica y social al neoliberalismo.

En Esto soy no aparece la lucha del doctor Nava en San Luís Potosí, ni la formación de la Corriente Democrática en el seno del PRI ante la postulación presidencial del Secretario de Programación y Presupuesto que había implementado desde 1986 las primeras reformas económicas según la lógica el Consenso de Washington, ni la azarosa formación del Frente Democrático Nacional, ni el fraude de 1988, ni las pujas por la democracia en contiendas municipales y estatales, ni la fundación del PRD, ni el levantamiento zapatista de 1994, ni el advenimiento del pluralismo parlamentario, ni las primeras elecciones en el Distrito Federal en 1997, ni la derrota presidencial del PRI en 2000, ni la rutinización de la alternancia de partidos en municipios y estados, ni el fraude de 2006 (¡que sufrió en carne propia!), ni las miles de personas protestando contra la violencia en 2011, ni los jóvenes en las calles congregados por el movimiento YoSoy132 en 2012 y por la rabia y la impotencia ante la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014.

No mencionar todo esto en el documental es seguramente una buena decisión táctica, pues la historia simplificada produce una moraleja contundente: votar por el Peje el primero de julio. También puede insinuar un contundente corte de caja de la historia de la transición mexicana: luego de treinta años, no hay prácticamente nada que rescatar, ni partidos, ni alternancias, ni nuevas generaciones de políticos de contexturas morales distintas a las anteriores, ni mecanismos de control y vigilancia verdaderamente efectivos.

La historia de López Obrador puede servir para ganar y hasta tener algo de cierta; pero asumirla en serio sería contraproducente para gobernar. Si dentro de un mes gana por fin —cinco sexenios después— el referéndum contra el neoliberalismo, todos los actores que lo resistieron de una forma o de otra durante estos treinta años serán necesarios para iniciar su desmontaje sin que el país se conflictúe y polarice aún más, y serán indispensables para dar un paso más —acaso el definitivo, acaso el primero— de la transición a la democracia; quitarle a ésta el condicionamiento de la continuidad de la doctrina económica neoliberal que ha venido arrastrando desde su nacimiento.

1 comment on “La historia de López Obrador

  1. Reyna Brito Cienfuegos

    Lo que no se menciona es que todas las autopistas y nuevas carreteras están concesionadas, así como muchas empresas están exentas de impuestos, cómo estás anomalías hay muchas cosas más el gobierno no crea empleos, el salario mínimo es insuficiente la capacidad de La universidades es insuficiente y los estudiantes se enfrentan a la falta de empleo y salario muy bajo

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