por Arturo E. García Niño *

El 20 de marzo de 1969, fecha en que contrajo matrimonio por segunda vez, era ya uno de los cuatro veinteañeros más ricos y famosos del mundo, incluso más que Jesucristo y no como él modestamente había dicho en entrevista con el London Evening Standard cuatro años atrás y reafirmaría en Chicago el 11 de agosto de 1966: “la influencia que teníamos sobre los jóvenes era incluso mayor que la de Jesucristo [y] hacía [yo] referencia a Inglaterra… ahí éramos más importantes para los jóvenes que la religión.”

La nueva esposa era artista plástica y tenía 36 años. De Gibraltar, sede de la boda, la pareja tomó rumbo a Amsterdan, donde celebraron su luna de miel sentados en la cama del hotel Hilton, manteniendo una conferencia de prensa permanente y pidiendo una oportunidad para la paz. De ahí fueron a Montreal e hicieron lo mismo. Viajaron a otras latitudes y entre 1970 y 1971 entraron y salieron de Estados Unidos, para instalarse definitivamente en la Bank Street número 5 en el West Village de Nueva York. Por cierto: él era inglés, ella japonesa naturalizada estadunidense e iban en pos de la custodia de una hija que la mujer había procreado con su primer marido. Para entonces los tiempos ya habían cambiado y el 1 de julio de ese 1971 se había ratificado la enmienda 26 a la constitución estadounidense, que otorgaba el voto a los 18 años para las elecciones generales de 1972.

El presidente de Estados Unidos era Richard Nixon, un abogado republicano que a fines de los años cuarenta había apoyado a Joseph McCarthy —el impulsor del Comité de Actividades Antiamericanas durante el periodo que Lillian Hellman llamó un “tiempo de canallas”—, y aspiraba a la reelección. En tanto, el músico inglés, en compañía de sus pares Stevie Wonder, Bob Seeger, Phil Ochs, el poeta Allen Ginsberg y el joven activista Jerry Rubin —uno de los “ocho de Chicago”—[1] organizaban el 10 de diciembre el John Sinclair Rally Freedom, concierto para demandar la liberación del poeta fundador del periódico Fifth State de Detroit, del grupo anti racista White Panthers y colaborador habitual de la mítica revista de jazz Down Beat. ¿La acusación en contra de Sinclair? Haberle ofrecido en venta dos cigarrillos de marihuana a un agente federal encubierto.

El ya teintaañero músico interpretó ahí, en Ann Arbor (Michigan), por vez primera, la canción “John Sinclair”, que incluiría seis meses más tarde en su álbum doble Some Times in New York City, un disco definitivamente político que aludía en algunos de sus cortes a la encarcelada activista comunista Angela Davis (“Angela”), a la lucha civil en Irlanda (“Sunday Bloody Sunday” —sí, homónima de la clásica de U2—) y al motín y represión en la prisión de Attica (“Attica State”), así como referencias a los luchadores por los derechos civiles y a la izquierda gringa y mundial. Sinclar sería liberado tres días después y la pareja formada por el músico y la performancera recibiría de parte del gobierno la orden de abandonar Estados Unidos.

Alboreando 1972, el gobierno inició el proceso de deportación del músico inglés, alegando que había sido admitido ilegalmente en el país. Su domicilio fue allanado en busca de narcóticos, “a causa” de sus antecedentes con drogas en Inglaterra. Él respondió luchando por obtener su permiso de residencia con el argumento de que la deportación obedecía a una revancha por su oposición a la guerra en Vietnam. Luego sabríamos que la FBI lo tenía vigilado y que sus teléfonos estaban intervenidos desde 1970 por sus filias izquierdistas, manifestadas en acciones como haberse reunido constantemente con activistas de la new left, con miembros de los Black Panthers, con Regis Debray, haberse entrevistado con los periodistas Tariq Ali y Robin Blackburn para la revista Red Mole —órgano del trotskista Grupo Marxista Internacional, al que era cercano la excelsa actriz Vanessa Redgrave—, haber protestado contra la intervención estadounidense en Vietnam… El expediente del caso consta de 530 páginas.

Se formaron dos comités para apoyar la causa en pro del permiso de residencia de la pareja, así como una campaña de cartas dirigidas a las autoridades migratorias. En ella que participaron músicos como Bob Dylan, John Cage, Diahann Carroll, Joan Baez, Leonard Bernstein, el actor Tony Curtis, escritores como Joyce Carol Oates, Gregory Corso, John Updike, Joseph Heller, el conductor de televisión Dick Cavett, el político neoyorquino John Lindsay… diciendo todos que deportarlos sería trágico, que su aporte a la cultura era innegable porque —según explicó el premio Nobel de Literatura 2016 en su carta— “inspiran, trascienden y estimulan… ayudando a otros para ver claro… y… ponen fin a este torpe gusto por el comercialismo presente en los abrumadores medios de información masiva”.

Luego de casi cinco años de resistencia en los tribunales y en las calles, John Lennon y Yoko Ono vencieron la paranoia e intolerancia gubernamentales y obtuvieron su permiso de residencia el 9 de octubre de 1976: 27 meses después de la dimisión de Nixon por el escándalo del Watergate y 17 después de la retirada de las tropas estadounidenses de Vietnam. En enero de 1977, John y Yoko serían invitados por el presidente James Carter a su toma de posesión.[2]

John Lennon y Yoko Ono en la toma de posesión de James Carter, enero de 1977. (Foto tomada de aquí.)
John Lennon y Yoko Ono en la toma de posesión de James Carter, enero de 1977. (Foto tomada de aquí.)

[1] Nombre con el cual se conoce al grupo formado por éste y Abbie Hoffman, Jerry Rubin, David Dellinger, Tom Hayden, Rennie Davis, John Froines, Lee Weiner y Bobby Seale, quienes fueron llevados a juicio acusados de conspiración, incitación a la violencia y otros cargos, a causa de las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam durante la Convención Nacional Demócrata a finales de agosto de 1968 en Chicago.

[2] John Lennon es hoy un lugar común de la cultura universal y sobra la bibliografía al respecto. Para el caso de su persecución y vigilancia por la FBI puede consultarse la página de la dependencia. Hay dos libros de Jon Weiner, quien libró largas batallas por tener acceso al expediente Lennon de la FBI: Come Together: John Lennon in his Time (Champaign: University of Illinois Press, 1990), y Gime Some Truth: The John Lennon FBI Files (Los Angeles: University of California Press, 2000). Existen dos filmes acerca del caso: The US vs. John Lennon, de David Leaf y John Scheinfeld (Estados Unidos, 2006), y LennoNYC, de Michael Epstein (Estados Unidos, 2010).

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