Experiencias Historia contemporánea

De paseo por México

por Benjamín Díaz Salazar *

Platicaré en estos versos,
que les dicen “calaveras”
los sucesos de la Huesos
en un país ya en la vera.

Corriendo por el desierto,
y huyendo de aquella Migra,
llegó al país la Catrina,
después de días de destierro.

Brincó el muro por Sonora,
muy confiada en su papel,
más fue detenida la Morra
por buchones de un cartel.

Al exigir su derecho
de transitar por la tierra,
notó allá, que, de hecho,
nadie goza de esa prenda.

Liberóse hacia el noreste,
sector muy recomendado,
mas corrió hacia el sureste
al ver del Bronco el pasado.

Fue a Veracruz, indignada,
buscando al gobernador,
a reclamarle al canalla
por la chamba que le dio.

Al preguntar en el puerto
qué fue de aquél barrigón,
supo que se fue el muy puerco
cuando las arcas vació.

Camino ya para el centro
pasó por zona poblana,
notando que ya aquel pueblo
es un Disney sin botargas.

Cerquitita de la tierra,
del mole y del chapulín,
la detuvo una barrera
de unos profes en “mitín”.

Exigían alebrestados,
derogánsen la reforma,
sin saber que a unos pasos
ya les vienen peores normas.

La Impía muy preocupada,
por saber de aquella ley,
cuestionó a Nuño impactada
mas nada supo aquél… secretario.

Con rumbo a la capital,
la Muerte ya iba cansada
por la violenta postal
que de México trazaba.

Cruzando por la caseta,
de una autopista urbana,
fue remitida la Prieta
pues ese día no circulaba.

Al salir del corralón,
se enteró la vieja Parca
que hasta desfile se arranca
copiado de un tal Yeimsbón.

«Carnaval» del día de muertos, 2016. (Foto tomada de aquí.)

Conflictuada y sin saber
qué de este país pasaba,
decidió ir a moler
al que de joder se encargaba.

Perdida entre Las Lomas,
por referencias mandada,
se topó con una dama
que a la que apodan Gaviota.

Apoyada por aquélla
llegó hasta donde Enrique,
quien con popularidad en pique
decidió no hacer querella.

El preciso muy atento,
a la Catrina escuchaba,
esperando muy inquieto
a que el prompter le dictara.

—Yo no plagié, me plagiaron,
fueron errores de estilo—
repetía con sinsentido
al que en la silla sentaron.

Al percibir del sujeto,
que el seso no carburaba
decidió salir huyendo
antes que verse implicada.

La Parca muy resignada
y lavándose las manos,
notó que, a los mexicanos,
ya nos lleva la… fregada.

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