[Abajo hay una traducción]
by Jonathan Graham *
Pepper producers: Why were the newly-arrived Christians able to move so quickly and completely into the pepper trade? Part of the reason was political. For centuries, the rajas of Quilon, Cochin, and Cranganore, and the Zamorin of Calicut had had limited authority in their hinterlands, especially in terms of land taxation, and relied heavily on port commerce as a result. These rulers thus welcomed the Christians’ specialization in the production of pepper because of the potential revenues the trade could bring. In exchange for a portion of the pepper profits, rulers gave Christians land grants for building churches and warehouses adjacent to them. The churches and warehouses continued to be focal points of the pepper trade during the Portuguese period, for the official scales, weights, and measures used by the Indian princes and the Portuguese pepper factors continued to be kept in Thomas Christian churches (Pius Malekandathil, Maritime India: Trade, Religion and Polity in the Indian Ocean [Delhi: Primus Books, 2010], 39).
A second reason why the Thomas Christians became pepper producers might owe to the socio-religious background of Malabar. Geneviève Bouchon and Andrea Doré have suggested that religious minorities in Kerala (the modern term for Malabar) were able to exploit an opening created by the caste system. The concept of ritual pollution made close contact with members of non-equivalent castes taboo. Long-distance trade—and especially oceanic voyages on ships—was thus all but impossible for both high- and low-caste Malabars without violating social norms. Therefore, Thomas Christians had a certain social and geographic mobility that others did not. It was far easier for them to navigate from the Ghats, where they grew pepper, to the markets on the coast. It should be noted that the only group associated with commerce, the Vyabaris (inland agricultural traders), were also considered high castes for the same reason (Andréa Doré, “Antes de exisitir o Brasil: Os portugueses na Índia entre estratégais da Coroa e tácticas individuais,» História, 28: 1, [2009]: 169-189, 154; Geneviève Bouchon, Vasco da Gama [Rio de Janeiro: Editora Record, 1999], 130).
As many Portuguese in the early years saw it, that the Christians dominated pepper production, and the Muslims dominated the trade, presented an opportunity. They could, in theory, eliminate their competition, who also happened to be “infidels”, without affecting their co-religionists and suppliers. As the Portuguese in Malabar would find out, being co-religionists did not imply trust, and many Thomas Christians preferred to continue trading with the Mapillas. Despite this, throughout the sixteenth century royal pepper factors and the private Portuguese merchants—the casados—fought to displace the Mapillas and become the new monopolists of the oceanic pepper trade. Ultimately, the efforts of the Portuguese to usurp the Mapillas’ role would lead not only to near-constant series of strikes and counter-strikes between the Mapillas and the Portuguese—with Thomas Christians often being the victims. It also caused al-Maʻbarī Zain al-Dīn (Zainuddin Maqdhoom) to invoke the idea of jihad, or holy war, against the Estado da Índia—the first time it was used against a European overseas empire (Ho, Enseng Ho, “Empire Through Diasporic Eyes: A View from the Other Boat,” Comparative Studies of Society and History, 46:2 [2004]: 210-246). Zain al-Dīn’s Tuhfat al-Mujahidin, where he pushed for a rather unique form of jihad in cooperation with the Nayars, has been translated into English and Portuguese.
Western travelers before 1498 made note of the Muslim-Christian partnership in the pepper trade. Just as the Pax Romana and Pax Parthica of the first century facilitated trans-oceanic trade and enabled the creation of the Jewish and Christian communities of Malabar, the Pax Mongolica of the thirteenth and fourteenth centuries allowed Muslim and Christian travelers to arrive in Malabar en route to or from China. Though the first European Christian to arrive in Malabar is thought to have been an emissary of Anglo-Saxon king Alfred in the ninth century, sent to pay respects to the tomb of St. Thomas in Mylapore, Marco Polo (thirteenth century) was one of the first Europeans to leave eyewitness accounts of Christians in Malabar (Travels of Marco Polo, book 3, chapter 20). Fourteenth-century Muslim traveler Ibn Battuta also reported Muslim pepper traders and Christian producers in Malabar (Ibn Battuta, The Travels of Ibn Battuta: Translated from the Abridged Manuscript Copies, translated by Samuel Lee [London: Oriental Translation Committee, 1829], 166-172).
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Productores de pimienta, malabares de cultura (quinta parte)
por Jonathan Graham *
Productores de pimienta: ¿Por qué los cristianos recién llegados fueron capaces de insertarse tan rápidamente en el comercio de la pimienta? Parte de la respuesta era política. Por siglos, los rajas de Quilón, Chochin y Cranganore, así como los Zamorin de Calicut habían tenido una autoridad limitada en las áreas adyacentes a las costas, especialmente en la capacidad de establecer impuestos sobre la tierra. Como resultado, se apoyaron en gran medida en el comercio portuario. Estos gobernantes dieron entonces la bienvenida a la especialización de los cristianos en la producción de la pimienta por las potenciales entradas que su comercio podría atraer. A cambio de una porción de las ganancias generadas por la pimienta, los gobernantes dieron a los cristianos tierra para construir iglesias y almacenes junto a las iglesias. Las iglesias y los almacenes continuaron siendo puntos focales del comercio de la pimienta durante el periodo portugués ya que las escalas oficiales, pesos y medidas usados por los príncipes indios y las factorías portuguesas de pimienta siguieron siendo mantenidas en las iglesias de los cristianos de Tomás (Pius Malekandathil, Maritime India: Trade, Religion and Polity in the Indian Ocean [Delhi: Primus Books, 2010], 39).
Una segunda razón del por qué los cristianos de Tomás se volvieron productores de pimienta quizá se deba a los antecedentes socio-religiosos de Malabar. Geneviève Bouchon y Andrea Doré han sugerido que las minorías religiosas en Kerala (el término moderno para Malabar) fueron capaces de explotar una apertura creada por el sistema de castas. El concepto de contaminación ritual tuvo un contacto cercano con los grupos que no tenían un equivalente dentro del taboo de las castas. El comercio a larga distancia —especialmente los viajes oceánicos en barco— fue así todo menos imposible tanto para las castas altas como para las bajas de Malabar sin que se violaran las normas sociales. Por lo tanto, los cristianos de Tomás tenían cierta movilidad social y geográfica que otros grupos no tenían. Era más fácil para ellos navegar desde Ghats, donde cultivaban la pimienta, hacia los mercados en la costa. Debe mencionarse que el único grupo asociado con el comercio, los wabaris (comerciantes agrarios del interior), era por la misma razón considerado también como parte de las castas altas (Andréa Doré, “Antes de exisitir o Brasil: os portugueses na Índia entre estratégais da Coroa e tácticas individuais,» História, Vol. 28, No. 1, [2009], 169-189, 154; Geneviève Bouchon, Vasco da Gama [Rio de Janeiro: Editora Record, 1999], 130).
Como muchos portugueses observaron durante los primeros años, el que los cristianos dominaran la producción de pimienta y los musulmanes dominaran el comercio representaba una oportunidad. Los portugueses, en teoría, podían eliminar su competencia (la cual además estaba compuesta de «infieles») sin afectar a sus correligionarios y proveedores. Como los portugueses en Malabar descubrirían, ser correligionarios no suponía confianza y muchos cristianos de Tomás prefirieron continuar comerciando con los mapillas. A pesar de esto, a lo largo del siglo XVI, las factorías reales de pimienta y los comerciantes portugueses privados —los casados— lucharon por desplazar a los mapillas y convertirse en los monopolistas de comercio oceánico de la pimienta. En última instancia, los esfuerzos portugueses por usurpar el papel de los mapillas no sólo llevó a una serie casi incesante de ataques y contrataques entre los mapillas y los portugueses —con los cristianos de Tomás frecuentemente como las víctimas—, también hizo que al-Maʻbarī Zain al-Dīn (Zainuddin Maqdhoom) invocara la idea de jihad o guerra santa en contra del Estado da Índia —la primera vez que el término era usado en contra de un imperio europeo de ultramar— (Ho, Enseng Ho, “Empire Through Diasporic Eyes: A View from the Other Boat,” Comparative Studies of Society and History, 46:2 (2004): 210-246. El Tuhfat al-Mujahidin de Zain al-Dīn, en el que sostiene una forma más bien única de jihad en cooperación con los Nayars, ha sido traducido al inglés y portugués).
Los viajeros de occidente anteriores a 1498 tomaron nota de la asociación cristiano-musulmana en el comercio de la pimienta. Tal como la pax romana y la pax porthica del siglo primero facilitó el comercio transoceánico y permitió la creación de comunidades judías y cristianas en Malabar, la pax mongólica de los siglos XIII y XIV permitió a los viajeros musulmanes y cristianos llegar a Malabar con dirección a y desde China. Aunque se cree que el primer cristiano europeo en llegar a Malabar fue un emisario anglo-sajón del rey Alfredo en el siglo IX (mandado para rendir sus respetos a la tumba de Santo Tomás en Mylapore), fue Marco Polo (siglo XIII) uno de los primeros europeos en dejar testimonios de primera mano de los cristianos en Malabar (Los viajes de Marco Polo, Libro 3, Capítulo 20.]. El viajero musulmán del siglo XIV, Ibn Battuta, también reportó comerciantes musulmanes y productores cristianos de pimienta (Ibn Battuta, The Travels of Ibn Battuta: Translated from the Abridged Manuscript Copies. Translated by Samuel Lee. [London: Oriental Translation Committee, 1829], 166-72).
[Traducción: FPM]
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