por Halina Gutiérrez Mariscal *
Uno de los aspectos que saltan a la vista cuando se ejerce la docencia, y que más preocupa desde la perspectiva del docente, es el de los contenidos culturales que la niñez y juventud tempranas del país están consumiendo, y que los organismos públicos y privados creadores de esos contenidos están produciendo.
Resulta alarmante lo muy inusual que es el gusto por la lectura y por contenidos cinematográficos, musicales, teatrales, culturales en general, de calidad. Estas necesidades suelen ser satisfechas con productos de poca calidad y con contenidos en general muy pobres en materia de valores, información y educación.
Ante un sistema educativo que carece de los elementos que harían de la educación algo integral, los docentes —y seguramente los padres de familia— nos preguntamos qué alternativas existen en el panorama cultural que sean una opción para los niños y los jóvenes, y que en vez de reproducir esquemas y estereotipos racistas, sexistas y discriminatorios, fomenten valores como la igualdad de género, la no discriminación, el cuidado y respecto de nuestro entorno natural y a las raíces culturales de cada persona.
Si bien desde la época en que José Vasconcelos dirigía los rumbos de la educación y la cultura en México, a principios de los años veinte, ya existían programas encaminados a fomentar la apreciación de las artes y la cultura entre la juventud mexicana —y aunque es verdad que los gobiernos en turno han implementado, cada uno desde su particular visión, programas de este tipo—, lo cierto es que la educación pública en México siempre ha padecido la carencia de una formación integral que incluya música, teatro, cine, danza y pintura.
De entre las muchas opciones que la iniciativa ciudadana, a través de asociaciones civiles u otras instancias, ofrece como alternativa para promover la formación de públicos, en este caso de cine, una muy sobresaliente es La Matatena, Asociación de Cine para Niñas y Niños A. C., una organización que busca no sólo la difusión de materiales de calidad sino con contenidos encaminados a la formación de valores y ciudadanía. Como se declara en su página web, La Matatena es una asociación civil nacida en 1999 que se creó con el objetivo de acercar a las niñas y niños a una cinematografía de calidad de otras partes del mundo y poder mostrar a esta población la importancia de ver cine.

Uno de los trabajos más sobresaliente de La Matatena es la impartición de talleres de cine para niñas y niños, en los que éstos no sólo son espectadores y consumidores, sino que los producen y los evalúan, para llevarlos a otro de los grandes proyectos, quizá en la más importante, de La Matatena: el Festival Internacional de Cine para Niños (… y no tan Niños), que el próximo 4 de agosto inaugurará su edición número 18 en la sala Salvador Toscano de la Cineteca Nacional (la programación puede consultarse aquí).
Cabe señalar que estos talleres La Matatena los imparte en escuelas, centros culturales y bibliotecas públicas, en coinversión con el DIF del GDF y el Indesol, trabajando con poblaciones que han sido vulneradas y en áreas de altos niveles de marginalidad. De dichos talleres han salido cortometrajes premiados en festivales internacionales de cine para niños.
Los talleres también están abiertos para todos las niñas y niños que estén interesados en hacer un cortometraje de animación en plastilina. También pueden participar en el festival internacional como jurados y en los talleres de apreciación cinematográfica.
Es un hecho que mucho de lo que el estado no ha podido realizar, en su labor como educador y promotor cultural, ha sido suplido en gran medida, y con esfuerzos muchas ocasiones superiores, por parte de la sociedad civil.
Nuevamente la palabra «historia» está ausente en esta entrada del blog.
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