Monumento a la barbarie

por Diana Barreto Ávila *

El 23 de noviembre, en uno de los últimos actos del sexenio, se inaugurará el Memorial de las Victimas de la Violencia. Se trata de otro monumento al estilo del sexenio de Felipe Calderón: apresurado, con un mecanismo irregular, caro y absurdo. Es un monumento que constituye una burla a la ciudadanía; más todavía, es un insulto a las víctimas y a los familiares de las más de 60 mil personas muertas durante estos seis años.

Todo comenzó como una propuesta del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, cuando sus miembros se reunieron con Felipe Calderón. La propuesta inicial del movimiento dista mucho del resultado actual. Como primer paso, el Movimiento por la Paz propuso que se hiciera un censo de todas las víctimas y que con sus nombres se construyera un memorial en Chapultepec. El memorial debía ser ideado por un comité de ciudadanos, periodistas e intelectuales destacados, que junto con los familiares de las víctimas diseñaría el monumento.

Se aprobó un presupuesto de 30 millones de pesos, como parte de la “ley general de víctimas”. A continuación Felipe Calderón rompió todos los acuerdos que se habían tomado. Primero se negó a levantar el censo y registro de las víctimas, por lo que el memorial que se inaugurará carecerá de los nombres de las personas que han perdido la vida durante su sexenio.

El Movimiento por la Paz protestó ante esta burla. La solución de Felipe Calderón fue ignorarlo y continuar organizando el memorial con sólo dos organizaciones: la Asociación Alto al Secuestro, de Isabel Miranda de Wallace, y México SOS, de Alejandro Martí y Camino Casa. Y con ello seguir los exitosos mecanismos que se utilizaron para construir la Estela de Luz.

Se hizo un concurso abierto. Una de las cualidades que debía tener la propuesta es que se pudiera realizar en tres meses, pues el objetivo principal es que se inaugurara antes de terminar el sexenio. El proyecto ganador fue el del arquitecto Ricardo López Martin. El memorial costó alrededor de 22 millones de pesos, y consiste en 15 muros de acero con un lago circular al centro. En cada muro no aparecerán los nombres de las víctimas. En los muros irán frases de poetas, no se sabe cuáles. Quizá hasta pongan algún verso de Javier Sicilia.

Para coronar esta gran burla, el lugar escogido para situar el memorial será en una propiedad del ejercito: al lado del Campo Marte, entre el Paseo de la Reforma y el periférico Manuel Ávila Camacho.

Este memorial, muy lejos de ser un monumento que recuerde a las víctimas, será verdaderamente un monumento a la barbarie del sexenio de Felipe Calderón, en el que han perdido la vida miles de personas como consecuencia de la política económica de su gobierno y no a causa de la “violencia” —como si ésta fuera un ente abstracto producido por el mal—. La lucha por la memoria histórica que está realizando la ciudadanía está siendo robada por el estado mexicano en la construcción del monumento más insultante que se haya construido en la historia de este país.

(El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, junto con otras organizaciones como Hijxs México, realizará una protesta el 23 de noviembre, el día en que se inaugure el monumento.)