Documentación Historia contemporánea

Nochixtlán: Recuento de daños (2 de 3)

por Antonio Cruz Zárate *

En este apartado retomo testimonios de los familiares de los heridos y los mismos participantes, con el objetivo de mostrar sus experiencias personales. Estos testimonios se encuentran dispersos en la prensa escrita.

Un profesor que participó en el enfrentamiento entre pobladores y la policía narró: “Un grupo de maestros que se encontraba al frente se tiró cuando los disparos iniciaron[;] un joven que estaba defendiendo también él iba [de] frente hacia los federales cuando se dió cuenta de la posición de los policías para comenzar a disparar, se dió la vuelta de inmediato y comenzó a correr. […] Pero en el transcurso de la carrera le dieron entre tres y cuatro disparos [de arma de fuego]. Yo ví cuando lo asesinaron porque estaba justo ahí” —véase el reportaje de Emma Martínez en Revolución 3.0

Óscar Nicolás Santiago, oriundo de Las Flores Tilantongo, intentó auxiliar a un vendedor de tamales y atoles que se encontraba en el sitio, quien cayó herido cuando huía de un incontable grupo de policías federales que aventaban bombas de gas lacrimógeno y disparos. A él también lo alcanzó una bala que le atravesó el corazón. Esto sucedió cuando la policía federal intentaba replegar a los padres de familia disidentes.

Otro testigo dijo: “La policía federal empezó a atacar desde el costado de la gasolinera [que se encuentra en el entronque de la autopista Tehuacán-Oaxaca y la carretera internacional Cristóbal Colón] y fue avanzando hacia el puente. […] Del otro lado del puente [cayeron] tres personas más.”

Juan Jiménez, docente de primaria bilingüe durante 35 años en el municipio de Apazco y padre de Yalid, declaró: “Todos escuchamos la campana de la iglesia, era el llamado que hace la parroquia, y como yo siempre he luchado a favor del pueblo, le avisé a mi esposa que iría a ver en qué podía ayudar —todo de acuerdo con Emma Martínez. Después fue Yalid Jiménez Santiago, de 29 años, quien se desempeñaba como regidor de salud en el mencionado municipio.

Narró Clara, su madre —de acuerdo con la nota de Eliana Gilet en Somoselmedio.org—: “Yalid se fue a ayudar a la gente, agarró una mochila, compró alcohol y refresco y se los llevó. Pos para ayudar a la gente herida.” Fue acompañado de otra persona que prefiere mantenerse en el anonimato y dijo que Yalid logró cruzar hacia el lado izquierdo del puente (hacia el lado de espaldas del pueblo), donde había unas 15 o 20 personas dispersas. Y agregó:

“Nos tiramos al suelo en la barranca de tierra que hay. ‘Malditos asesinos, si viven de nuestros impuestos’, recuerdo que alguien gritaba. Vimos entonces que había un grupo de federales dispersos ahí, 4 o 5 policías, que si estaban a 150 metros de nosotros es mucho. Nos tenían en la mira y empezaron a dispararnos. A Yalid le dieron el primer balazo en la pierna. Cuando llegué a él para ayudar a jalarlo del lugar del ataque, le dieron el segundo balazo en ese momento. […] Él gritó: ‘ya me chingaron, corre’ y recuerdo cómo se agarró el estómago y se dobló. Cuando me aparté de él, le dieron el tercer tiro en el piso.”

El padre de Yalid comentó que fueron tres los balazos que recibió: uno en la espalda, otro en el corazón y otros en las piernas y un brazo roto. Falleció al instante. Narró su padre —según consta en la nota de Emma Martínez— que él no se enteró que su hijo estaba en la refriega sino hasta que lo mataron.

Ese día —recordó su esposa Viridiana—, Anselmo Anselmo Cruz Aquino, de 33 años, oriundo de Santa María el Rosario, Tlaxiaco, se dirigió con sus dos hermanos a Nochixtlán para celebrar el día del padre con su progenitor. Seguramente ante las noticias del desalojo de los docentes y padres de familia de la autopista, los hermanos Cruz se fueron a asomar a ver que sucedía y cuando menos sintieron ya estaban en medio de la balacera, de lo que resultó un muerto y dos heridos —véase la nota de Pedro Matías y Arturo Rodríguez en Proceso.

De acuerdo con la nota de Eliana Gilet, Anselmo fue asesinado en la barranca junto al puente “La comisión” que cruza por encima de la carretera federal y da acceso a Nochixtlán”, comentó su hermano José Luis. “El balazo le entró por la boca y le perforó el pulmón. Estaba pecho a tierra, cubriéndose de las ráfagas. En ese momento ya no era un plantón, era pura represión, porque los federales habían avanzado y ya estaban entrando en la población. Todo mundo se dispersa, corre, se escuchan los balazos. Cuando te tiras al suelo, te das cuenta que están los francotiradores, porque los balazos vienen de lugares específicos, de lugares altos.”

Agrega el testigo ocular: “Andaba la población dispersa, nosotros estábamos con Anselmo y otro de mis hermanitos tirados pecho a tierra, por los disparos, cuando vemos que a otro jovencito, que también murió, le dieron un balazo en la ingle. Nosotros tratamos de auxiliarlo, pero seguían los balazos. Entonces escucho un ruido hueco, bastante cerca, me volteo a ver y veo a mi hermano tratando de sostenerse la mandíbula. Tiene el mentón destrozado”. Anselmo falleció en la clínica del municipio de San Mateo.

Rebeldía
Vecino de Asunción Nochixtlán aventando piedras contra la policía, el 19 de junio. (Foto tomada de Facebook por el autor.)

A Omar González, de Palo Alto, Tlaxiaco, de 22 años, la policía le disparó entre el ojo y el tabique nasal.

El día 15 de junio —según la nota de Pedro Matías y Arturo Rodróguez—, los habitantes de San Pedro Ñumi, Tlaxiaco, realizaron una colecta para los profesores que mantenían el bloqueo en la autopista. El 19 de junio fueron 34 vecinos para llevar la ayuda y cuando llegaron a Nochixtlán se vieron involucrados en la balacera. Regresaron tristes y con un muerto: Silvano, de 40 años, campesino padre de familia de cinco hijos.

Otra persona que se encontró en la refriega era Jesús Cadena Sánchez. Jesús también respondió al replique desesperado de las campañas del pueblo y fue en una ambulancia para auxiliar a los heridos. Una versión periodística —de Eliana Gilet— describe Jesús fue lesionado en la ingle y se desangró pues la bala perforó una arteria del cuerpo.

Óscar Aguilar apenas había iniciado el negocio de vender jugos en Nochixtlán. El 19 de junio —cuenta la nota de Emma Martínez—, Óscar escuchó el repicar de las campanas y de los cuetes que se quemaron en señal de alarma. Regresó a su casa para dejar el carro de jugos y comentó a su familia que iba a “luchar con los maestros”. Mientras cargaba a un herido, recibió cuatro balazos por la espalda y cayó. Uno de los proyectiles le dio en el pulmón y ya no pudo hablar bien, pero se esforzó para decir “déjenme, vayan a luchar”. Segundos después, murió.

René Cruz Flores se dirigía al tianguis dominical para relizar algunas compras relacionadas con la graduación de uno de sus hijos. Proveniente de alguna comunidad del distrito de Nochixtlán, tenía necesariamente que atravesar por donde estaba el bloqueo para llegar al tianguis. René pidió a la policía federal le concediera el paso y dió los motivos. La respuesta de los federales fue agresiva y con groserías, según refiere. Molesto, René se dió media vuelta e intentó regresarse a su comunidad. Pero esto ya no fue posible puesto que el enfrentamiento había dado comienzo. Una bala le atravesó la pierna. La bala penetró en el hueso y ahora necesita una intervención quirúrgica para la extracción del proyectil. (Otros testigos dijeron que los cuerpos policiacos dispararon a los pies de los manifestantes para incapacitarlos y en otros casos tiraron a matar.)

Refirió la esposa de René —siempre de acuerdo con el reportaje de Emma Martínez— que los policías “atacaron directamente al pueblo ya no solamente a los maestros. Estamos indignados y dolidos, muchos están dispuestos a luchar, como mi otro hijo a quien le avisaron que habían herido a su papá, el sí venía con mucho coraje, y si entró a enfrentarse con ellos, porque ya el coraje era muchísimo.”

Saúl Cruz dijo que un amigo le avisó que su padre estaba herido y se dirigió a Nochixtlán: “Yo no sabía exactamente qué estaba pasando, pensé que otra era la circunstancia y cuando me dieron detalles salí de mi casa y vine a Nochixtlán, cerca del puente, ahí era donde estaban fuertes los ataques”. Agrega el testigo: “un grupo más de [policías] se encontraba escondido en una valla humana hecha de otros policías, pero los demás estatales estaban tirados sobre los bordos, no se veían porque se encontraban tras los matorrales y desde ahí disparaban[;] en eso bajó un helicóptero donde habían federales, pero también otros vestidos de civiles, ahí fue cuando abiertamente dispararon”.

Otro participante es docente en el municipio de Tilantongo. Ese día se dirigía a la comunidad donde trabaja pero al enterarse de los sucesos decidió regresarse a Nochixtlán a ayudar a sus compañeros. En un primer momento creyeron los manifestantes que eran balas de goma pero después se vieron los primeros caídos de bala. Más tarde llegó un helicóptero a abastecer de más gases y descendió un equipo de la gendarmería. Los gendarmes formaron un abanico y adoptaron una posición para disparar contra los disidentes. (El susodicho fue herido de bala en la pierna a la altura del hotel Juquila, de acuerdo con Emma Martínez en Revolución 3.0.)

Otro herido fue “Ulises”, quien tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para extraerle el bazo y el apéndice, destrozados por un proyectil expansivo. Uno más es un joven de 22 años, que tiene alojado un proyectil en la columna vertebral, que no puede ser extraído y le quitaron 20 centímetros de intestino grueso por el impacto de bala.

Un anciano con la pierna destrozada contó el día de la reunión con el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa, que se de pronto oyó disparos y se tumbó pecho-tierra y lo hirieron. Otra persona se encontraba en una tienda y al oír los disparos corrió y fue herido —de acuerdo con la nota de Pedro Matías y Arturo Rodríguez.

El parte oficial arrojó como resultado 8 civiles muertos, 108 heridos registrados, 23 personas detenidas, siete desaparecidos, 50 desplazados: 28 niños y 22 adultos. El comité de Asunción Nochixtlán asegura son 11 muertos, 58 heridos de bala y más de 150 lesionados que no han sido asistidos en los hospitales por el temor de la represalias —vease esta nota de Oaxaca Político, 01/07/2016.

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