por Marco Ornelas *
Ahora que en las ciudades del país han proliferado las casas de empeño, uno se imagina que lo que sucede es que los bolsillos de la gente común están vacíos y que, menos mal, existen empeños donde se puede ir a rematar algún reloj o reliquia familiar para salir del apuro. Bueno, ésta es una forma de verlo. Tradicionalmente el cristianismo se opuso a los préstamos usurarios y tuvieron que pasar muchos años (todavía Lutero mismo los condenó) antes de que la comunicación religiosa se independizara de la económica. El evangelista Lucas, en el contexto del sermón de la montaña (6: 34-35, en la versión de Reina Valera), reproduce las palabras de Cristo a propósito de los préstamos:
Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada…
En sociedades presumiblemente cristianas se necesitaría torcer mucho las cosas para hacer del usurero o agiotista un protagonista de serie tipo reality show y sobre todo para ponerlo a dar clases de historia en una casa de empeños. Esto es precisamente lo que hace El precio de la historia (Pawn Stars), un programa del History Channel transmitido por la televisión de paga en horario estelar. Claro que se puede decir que la oferta del canal de la historia es mucho más amplia que el chabacano programa; lo cierto es que los hacedores de la programación en la televisión mexicana por cable lo encontraron adecuado para el público real o potencial (carecemos de una asociación de consumidores que haga sentir su parecer sobre los contenidos de la programación y sobre la promiscuidad publicitaria que los acompaña).
¿Dónde se localiza la casa de empeño? ¿Qué beneficios sociales reporta la práctica social de la usura? (Al menos en México subsiste cierta tradición de préstamos prendarios con sentido social, como es el caso del Nacional Monte de Piedad). El programa televisivo trata de una familia (¡familia sin mujeres!) dedicada desde hace años al negocio de la usura en la ciudad de Las Vegas, Nevada, bastión desde sus orígenes del crimen organizado en Estados Unidos. No es casual que la próspera casa de empeños se interese en presentarse como negocio lícito (“¿dónde consiguió esa pistola?”, no vaya a ser robada). Los protagonistas parecieran querer decirle a sus clientes que si se trata de aprovecharse de alguien, ellos sí lo pueden hacer limpiamente, escenificando una negociación que termina en “voluntaria” y lícita compra-venta (los casos de empeño propiamente dichos en la práctica no se dan). Los expertos valuadores, a los que se llama para “no verle la cara a nadie”, abonan al sentido de rectitud de toda operación. Las ganancias enteras —en raras ocasiones la casa ofrece más de la mitad del valor comercial de los objetos— van a dar a los bolsillos de tan emprendedora familia.

Las “cápsulas” de la historia de los objetos en cuestión —relatadas con naturalidad forzada— disfrazan de cultura el comercio agiotista y se tornan en carnada distractora de la situación que se desenvuelve ante nuestros ojos: ofrecer una bicoca por los objetos que los clientes llevan a rematar (también está la variante inglesa de la casa de empeño, que, si no mal recuerdo, y con mucho mejor gusto, se escenificaba hace años en la televisión de paga como tianguis de antigüedades). En mi opinión, la historia no puede enseñarse con tan peregrinas ideas (conceptos, dirán los “creativos” de la serie en cuestión). Y que conste que no abogo por el regreso a la idea de que los préstamos son pecaminosos, pero me resisto a que me den gato por liebre. Prefiero adentrarme en ella a través de la novela histórica o de recursos electrónicos como los que ofrece éste y otros blogs. Las personas no pueden acercarse a la historia, o a cualquier otra disciplina social, con la disposición del comerciante de mercaderías, como nos lo propone el canal de la historia, so pena de terminar empeñándola.
Este programa en especifico me parece genial (no hablemos del canal, del cual la mayoría de sus programas me agradan) enseña la historia básica de algunos artículos y su contexto.
Muchas veces a raíz de algo mencionado ahí me he aplicado a investigar más, pues no entendí del todo, no creí o simplemente me movió la curiosidad para saber más sobre un tema.
Ahora ¿cómo debe enseñarse la historia? me parece será un dilema de nunca acabar, cada quien tendrá sus favoritos y aquellos que desprecie profundamente, pero me parece totalmente absurdo desdeñar y aborrecer algo solamente porque «no va conmigo»
Las casas de Empeño malas. Bueno también lo son las tarjetas de crédito, los prestamos que no se pueden pagar y aún así no veo que todos se quejen porque la gente se «endroga» demasiado al punto de no poder pagar y ser embargados, demandados o metidos a la cárcel.
Como todas las organizaciones las casas de empeño no son únicas, ni forman un monopolio, podemos comparar varias, buscar la mejor o si ninguna convence entonces buscar algunas alternativas para salir de nuestro apuro.
Aún no conozco ninguna casa de empeño que te ponga una pistola para que empeñes con ellos. Sí conozco muchas que engañan a la gente en cuestión de datos y después, por no poner atención, informarse o leer la letra pequeña se ven en serios problemas.
Pero entonces, para lo anterior, aquí el problema es de la gente, no de la institución.
Abogo más por enseñar a la gente a ser buena economista, no caer en trampas y hacer lo mejor que pueda con sus finanzas.
Si una casa de empeño está «robando» dejara de tener clientela, tendrá que dejar de hacerlo o mejorar su servicio, de lo contrario morirá. Claro esto depende de la gente.
También entendamos que esos negocios son eso, un negocio, necesitan tener ganancias, obvio entre más grandes mejor, dependen de «negociar» con la gente. Si son famosos, con prestigio o los mejores «de la cuadra» podrán darse el lujo de aumentar sus ganancias ofreciendo menos por los artículos, pero, volviendo a mis anteriores palabras, si quieren mejorar tendrán poco a poco que reducir su margen de ganancia y apostar por la cantidad de negocios, no por el margen del negocio.
Debemos de dejar de ver a las empresas como los malos del cuento, comprendamos que tenemos el poder y mejor intentemos instruir a la gente, aquellos que como nosotros tienen la fuerza para destruir a esos monstruos como dibujamos a las múltiples empresas.
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El capitalismo no es un simple trueque de suma cero entre mercancía y capital; implica una ganancia (interés+usura=especulación) de por medio; y esta ganancia será del dueño de la mercancía o del capital dependiendo de quien tenga el poder sicológico de la negociación (quien necesita menos). Un sistema económico sin ganancia de premio entra en entropía.
Pienso igual que no es necesario declarar como tabú el tema de la casa de empeño, sino enseñar a la gente a ser buen economista y los trucos para no dejarse engañar. Por lo demás, ninguna religión podrá prohibir jamás el comercio.
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No han entendido nada.
No sorprende nadita que esten de moda los programas de este tipo, no solo este. La gente tiene desesperacion y es un show ver como se hacen negocios a costa de lo que en teoria no vale nada. ¿Cuanta gente piensa que la chatarra que tiene guardada en el garage o la joyita familiar pueda sacarlos de sus broncas? Esto no tiene que ver con «economia» o «educacion» como pobremente se expone en los comentarios. Tiene que ver con el modo de relacionarnos con la historia a travez de los objetos.
Hagamos una simplificacion al absurdo: imaginen al alcalde de Detroit entrar al programa de Pawn Stars y negociar un dinerito para pagar las deudas de la ciudad empeñando todas las joyas culturales que tienen. Tomando como referencia sus comentarios expliquen porque esto tan valido como la gente que enpeña sus cosas en el show.
Ahi me cuentan en que quedan.
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Imagino perfectamente al alcalde de Detroit tratando de vender el mural de Rivera… ¿y? ¿cuál es el problema? Dentro de la cultura corriente de los Estados Unidos de América es perfectamente válido vender lo que sea para solventar las deudas o los gastos. La del dinero es una de sus formas favoritas de aproximación a las cosas, sean éstas consideradas como históricas o no.
El programa de marras es un himno a esa cultura del dinero; quien lo mira sin tener en consideración ese contexto no puede esperar otra cosa que decepción o embotamiento. Pedirle a la producción del History Channel que proceda como la BBC en sus mejores épocas es lo mismo que pretender sacarle peras al ahuehuete muerto de Popotla.
Por lo demás, coincido con el Sr. Espejo: el programa impele al televidente interesado a tratar de confirmar la veracidad de la información recibida y, por tanto, es un medio para poner la historia en boca de las audiencias; si éstas están o no preparadas para verlo y aprovecharlo de una u otra forma, no es cosa de la producción; por otra parte, lanzarse a denostar a los televidentes con generalizaciones facilonas me parece un acto de soberbia. ¿No sería más productivo preguntarse por qué tiene éxito esa fórmula de hacer programas del History Channel? ¿No es más preocupante que no exista ninguna propuesta alternativa que, por ejemplo, aproveche la inercia de «El precio de la historia» y encauce la curiosidad de las audiencias por caminos más cercanos a nuestras idiosincracias nacionales, haciéndole sana y muy necesaria competencia al cuasimonopolio de Krauze?
¡Perdón si no entendí! -¿tendrán que ver en eso las faltas ortográficas de nivel primaria leídas por ahí?-.
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Dudo mucho que la intencion de «Pawn Stars» sea «poner la historia en la boca de las audiencias». Es entretenimiento, y como tal asi deberia verse. Eso no es culpa de la produccion, vamos ni siquiera es culpa del publico. ¿Porque el publico deberia «confirmar lo que ve» en el programa? ¿Porque deberia ser una entrada a la historia? Es un show de prestamistas disfrazado de «historia de los objetos», no mas.
¿Porque se dan estos programas? Una revision a los canales de tv por cable les puede dar una pista: al menos 3 versiones de «Pawn stars», 2 programas de restauraciones, varios de subastas de bodegas, dos de «recuperaciones»….
En suma, todo se reduce a una premisa: la busqueda de un objeto unico y valioso que te de una sustancial cantidad de dinero.No por nada todos estos formatos siempre incluyen un listado de saldos.
En una economia ahorcada como la EU o la nuestra, programas asi siempre son atractivos. ¿cuanto valdrian los cachivaches que guardamos en el sotano?
Y ya que estamos tocando las «idiosincracias nacionales», viendo la respuesta de Gustavornitófilo solo queda preguntarse, si realmente queremos tasar la cultura por medio del dinero de manera tajante y dura, al menos el no le ve problema tasar bienes culturales para salir de deudas. Muy acorde con la tendencia de varios intelectuales dedicados a la historia (te estoy viendo Cañas Dinarte) de que los bienes culturales deben generar un beneficio monetario, ya saben, «los bienes culturales deben generar dinero para su sostenimiento» , o mejor aun, privatizarlos.
PD: Es ilegal la intencion de los corredores de arte de comprar todos las obras de arte de Detroit. Incluso en la cuna de la «culura del dinero» parece que tienen claro que algunas cosas deben preservarse y cuidarse.
Otra P.D: Recuerdenle a Gustavito que es facil volverse monopolio cuando otro monopolio te apoya.
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Tssss… ‘ora sí entendí que me equivoqué hartito: si el anónimo éste no puede siquiera leer una opinión sin tergiversar, ¿cómo le podemos pedir que escriba medianamente bien?
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