Pedro Salmerón Sanginés
Una discusión reiterada en redes sociales me lleva a escribir de un temita que, bien visto, nos ayudaría también a entender de qué se trata la crítica y confrontación de fuentes. Vamos allá: estoy convencido de que en la batalla de Celaya (que además no fue la decisiva) no hubo balas falsas ni defectuosas. ¿Por qué? Gloso de mi libro 1915: México en guerra:
Queda el espinoso asunto de las balas falsas o defectuosas… y digo espinoso, porque no aparecen en los testimonios de los oficiales villistas que escribieron sobre la batalla en los años posteriores (Federico Cervantes, Gustavo Durón González, Ignacio Muñoz o Juan B. Vargas) ni tampoco en fuentes carrancistas. El parque falso aparece en Calzadíaz, quien asegura de los 700 mil cartuchos introducidos por Lázaro de la Garza, que “se trataba del cargamento de parque que resultó falsificado”.
Los testimonios explícitos sobre el parque falsificado aparecen entre los informantes de Calzadíaz, quien los entrevistó en los años cincuenta, y en los testimonios del Archivo de la Palabra de los años setenta, y ninguno es coincidente:
Así, según Eulogio Salazar Villegas, el parque que llegó era de salva; José López cuenta que las balas eran de palo; Gilberto Nava Presa dice “de salva, de madera” y añade “traían balas de madera, con el casquillo de cobre niquelado, pero de madera por dentro”; Victorio de Anda asegura que las balas venían “de a tiro fallo de pólvora”. O sea. De palo, de salva o con media carga de pólvora… y hay más versiones.
Paco Ignacio Taibo II resume: “en la memoria colectiva de los villistas que combatieron en Celaya quedó fijado que los americanos mandaron parque de palo”. Y recupera las fuentes sobre las “balas chuecas”, que son las mismas que hemos utilizado aquí, porque no hay otras. Eso nos plantea un interrogante: ¿realmente ocurrió el hecho? Todos los testimonios sobre las balas falsas son tardíos y orales, contradictorios entre sí. Por otro lado, la falsificación de armamento industrial exigiría una conspiración que implicara no sólo al gobierno de los Estados Unidos sino también a las fábricas de material de guerra, que habrían tenido que alterar la cadena de montaje en momentos en que producían a su máxima capacidad y vendían a precios muy elevados. Al gobierno de Wilson le habría bastado con obstaculizar la entrada de remesas, como efectivamente lo hizo. ¿Hubo balas falsas en Celaya? Seguramente no. Es posible, también, que se tratara de una construcción imaginaria posterior, que diera sentido a algo que de por sí no lo tiene: la derrota.
Para Katz, en cambio, el asunto de las municiones no es decisivo y no se mencionan las balas falsas o de salva: en su análisis de la derrota de Pancho Villa, dice:
“¿Era tan grande su inferioridad, en términos de municiones y abastos como en cuanto a número de soldados, que nunca hubiera podido ganar? No hay pruebas de que tal fuera el caso. Aunque la falta de municiones para los máusers ciertamente desempeñó un papel importante en la primera batalla de Celaya, la escasez de parque no era un hecho inmodificable.”
Fin de la glosa. Además del tema de la industria de armamento y de la coyuntura de la Gran Guerra, la narración que hago de las llamadas batallas de Celaya, tras confrontar las fuentes villistas con las oficiales carrancistas, que siempre se usaron, incluso por los historiadores más críticos, no muestra en ningún punto del combate un retroceso o hundimiento del frente por causa de parque en mal estado, o falso, o de palo, o de salva. Reitero: lo lógico es que se trate de una construcción imaginaria posterior, que diera sentido a algo que de por sí no lo tiene: la derrota.
(Pero para leer esa versión de la batalla del Bajío, del 6 de abril al 5 de junio de 1915, mejor lean mi libro: cómprenlo, róbenselo, pídanlo prestado.)
Muchas gracias Pedro. Saludos
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ABRAZO, querido Toño.
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Hace años lo compre y lo lei,muy buen libro. (ya no tengo fresca la lectura)Pero en este articulo no aclara con contundencia si las balas eran de madera o no.
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se hace con la contundencia con que pueden hacerse las cosas en la investigación histórica. pero créame: no había balas falsas.
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Buen día doctor. Dónde podría yo hurtar su libro? 😅
Excelente inicio de semana
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hasta en sanborns…
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Osea, por ser historia oral, usted no le da méritos ni créditos, cuando Bernal Díaz del Castillo escribió Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, fue xq se canso de leer tantas mentiras que ya se habían escrito, en el que por cierto, escribe muchas cosas sin sentido al desconocer la lengua y las costumbres de los pueblos originarios de mesoamérica, y la mayoría de los historiadores los toma como bueno, por ser testigo presencial de los hechos
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No pienso que el planteamiento del doctor Salmerón vaya en ese sentido. Según leo la confrontación va en el sentido de valorar lo que se dice, lo que se escribe, lo que se asevera y el contexto en el que se dieron lo hechos, su factibilidad. La historia oral y la escrita tienen un lugar pero debe ponderarse su posible veracidad en tiempo y lugar de los hechos analizados. Saludos cordiales.
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Vamos a tener que hablar muy en serio de Bernal Díaz, pero lo haré en febrero. Entre tanto, la historia oral, como todas las demás, hay que someterla a la crítica y la confrontación.
P.S.
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No se toma cómo bueno, ninguna historia de ésa época, puede ser verdad absoluta, son supuestos, tendríamos que leer varias historias de ésa etapa, analizar y reconstruir la historia. Sin embargo la historia de Bernal Díaz del Castillo es buena. En mi opinión.
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Excelente planteamiento. Siempre se disfrutan sus interrogantes y sus soluciones. Saludos cordiales.
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Bueno yo pregunto cual fue la razon por la que Villa entro a Columbos Nuevo Mexico?
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Dr. Pedro, somos admiradores de su excelente trabajo, carrera y libros.
Le escribimos por este medio con el objetivo de poder contactarlo para hacerle una invitación como conferencista principal en un evento magno organizado por nuestra empresa.
Nos encantaría contar con usted.
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