Ciencia y tecnología

Acabemos con el SNI

Luis Fernando Granados

El Sistema Nacional de Investigadores no debería existir. Escribe así Héctor Vera en el artículo que publicamos aquí hace cuatro semanas: claro y fuerte, con todas sus letras. La frase, además, es parte de un párrafo en el que Vera esboza una realidad mucho mejor que la existente:

«Todo profesor (incluidos los de asignatura) debería percibir un salario que cubra adecuadamente sus necesidades, […]. Ninguno debería tener sus ingresos condicionados a evaluaciones. Cualquier profesor universitario que trabaje 40 horas a la semana, sin importar su tipo de nombramiento, debería recibir un salario que sea al menos equivalente al total (salario + sobresueldo) que reciben los investigadores SNI 1 en promedio.»

Como el texto ha circulado a diestra y siniestra, parece razonable suponer que su punto de vista es compartido por miles de personas —más personas, de hecho, que las que reciben el “estímulo” económico asociado a la distinción de investigador(a) nacional. Ojalá que así sea. Ojalá, más aún, que los lectores de Vera estén dispuestos a dar el paso que se desprende de su razonamiento y se movilicen para buscar la desaparición del SNI y de todos los otros mecanismos, instituciones, discursos y prácticas que sustentan y han buscado legitimar la existencia de un modo de entender el trabajo científico que puede o no llamarse “neoliberal” pero que ciertamente se corresponde con la ideología dominante. (Algunos sociólogos de la ciencia prefieren llamarlo capitalismo académico.)

Héctor Vera no es por supuesto el primer investigador que se manifiesta en contra de la existencia del SNI. Casi desde su nacimiento, el “sistema” ha sido objeto de críticas muy severas debido al origen contingente y demagógico de la institución, al carácter productivista de la evaluación que practica, a la manera en que forma parte de un ecosistema que devalúa la investigación y privilegia los resultados, al menosprecio de la docencia como elemento fundamental de la creación científica, a la imposición de prácticas y criterios de las ciencias naturales sobre las ciencias sociales y las humanidades, a la opacidad legendaria de su funcionamiento, y también al efecto pernicioso que tiene para la reproducción de la comunidad científica. (Significativamente, las investigaciones que muestran las virtudes del SNI como dispositivo de regulación del trabajo científico han sido más bien escasas.)

A continuación intentaré sintetizar algunos de esos argumentos en tres breves apartados. (Lo que sigue se basa en parte en este artículo de Fátima Fernández Christlieb, éste de Jaime Valls Esponda, éste de Marco Ornelas, éste de Imanol Ordorica, éste de Rainer Enrique Hamel y esta nota de Arturo Sánchez Jiménez, así como en este trabajo de Marion Lloyd y este otro de Manuel Gil Antón y Leobardo Eduardo Contreras Gómez.)

Uno. El meollo del problema es que el SNI se rige por una lógica productivista, o sea que privilegia la cantidad sobre la calidad de la investigación. En un ensayo reciente, Vera identifica al productivismo como uno de los cuatro “efectos adversos” del modelo de evaluación vigente, principalmente porque conspira contra la calidad de la investigación científica. (Los otros tres jinetes apocalípticos de los que se ocupa son la saturación laboral que padecen los evaluadores, que los lleva a una cuantofrenia o manía enfermiza por la cuantificación, que a su vez fortalece la existencia de una academia clientelista —cuando no mafiosa— en la que impera la simulación evaluativa.) No es casualidad que en la jerga del SNI las publicaciones se llamen productos, como si fueran mercancías y no obras.

Obviamente, esto no quiere decir que toda publicación científica sea productivista y que nada de lo publicado en revistas académicas o editoriales universitarias tenga valor en sí mismo. Lo que quiere decir es que el modo de juzgar el trabajo científico promovido por el SNI, o sea los criterios y mecanismos que emplea para evaluarlos, es en los hechos un incentivo para privilegiar el solo hecho de la publicación por encima de la calidad de lo publicado. Esto se advierte particularmente entre quienes se dedican a las ciencias sociales y las humanidades, que producen muchos más artículos que libros, cuando sabemos que un libro es mucho más que la suma de un cierto número de capítulos y en algunos campos como la historia en realidad es el objetivo último de casi toda investigación.

Nadie duda que calidad es una noción escurridiza y problemática, especialmente cuando se usa para comparar el trabajo de dos o más personas. No obstante, hay que ponderar con toda seriedad lo que Antonio García de León suele decir cuando le preguntan cómo le hizo para escribir Tierra adentro, mar en fuera (México-Xalapa, 2011): gracias precisamente a que no es miembro del SNI. Dicho de otro modo, García de León piensa que pudo acometer esa obra monumental —y es monumental no sólo porque tiene casi mil páginas de texto— debido a que no tenía que cumplir con el “sistema” quemando su pólvora en infiernitos indexados.

Obviamente —de nuevo—, esto no quiere decir que la obra de García de León sea necesariamente mejor que la del resto de los investigadores nacionales. Quiere decir tan solo que la asociación entre calidad y membresía al SNI no es automática ni inevitable. Y al revés volteado: si se examina por ejemplo la nómina de los historiadores que se encontraban en el nivel más alto del “sistema” en 2019 —el último año para la cual la información está disponible—, se advertirá que más de uno no había escrito un libro comparable al de García de León en la última década, lo cual sugiere que un alto desempeño profesional no requiere la elaboración de trabajos de largo aliento, de esos que sólo caben en un libro.

Dos. Tanto o más que por los criterios que emplea para evaluar el trabajo científico, el SNI es dañino para la investigación científica porque es —ha sido— una respuesta precarizante a la precarización laboral de los profesionales de la ciencia y las humanidades, y ello inevitablemente contribuye a precarizar aún más las condiciones en que trabajan. Para que no parezca un trabalenguas: se dice a menudo que el SNI fue una respuesta a la devaluación del trabajo científico ocasionada por la crisis económica de 1981-1982 y, así, que su objetivo era “proteger” a los científicos mexicanos, inhibiendo de paso su emigración a otras partes del mundo. Pero eso no es más que una patraña.

En primer término, porque sólo una minoría de los científicos mexicanos recibió y sigue recibiendo el sobresueldo al que da derecho la distinción de investigador(a) nacional. (Insistamos: se ha calculado que el SNI beneficia apenas al 5 por ciento de los profesores-investigadores mexicanos y que entre el 75 y el 80 por ciento de todos carecen de una plaza de tiempo completo, por lo que se les considera simples “profesores de asignatura”.) Y en segundo lugar, porque el axioma operativo del sistema —en verdad el artículo de fe que colorea al “sistema” en su conjunto— es que los científicos son eminentemente holgazanes y por tanto deben demostrar que no lo son, haciendo ostentación de su productividad, para hacerse merecedores de un salario digno.

De este modo, desde mediados de los años ochenta el salario de los profesores dejó de ser considerado como un derecho y en cambió comenzó a imponerse la peregrina idea de que es apenas un “reconocimiento” o un “estímulo” (libre de impuesto sobre la renta), o sea un favor que el estado prodiga a unos cuantos deserving academics —más o menos como, a fines del siglo XVIII, uno de los instrumentos del capitalismo emergente en Inglaterra fue la reclasificación de los pobres entre unos pocos merecedores de auxilio y una inmensa mayoría para la cual las únicas opciones eran el trabajo a destajo, el trabajo eventual, el hambre, la horca o la deportación. Por eso el SNI —medida emergente de acuerdo a la retórica oficial— se hizo permanente; por eso, desde entonces, el trabajo eventual y a destajo es la marca de la casa de la academia mexicana.

Tres. Una tercera perversión del “sistema” —también derivada del axioma neoliberal— es que el SNI nunca ha tratado a sus miembros como iguales: como se sabe, en su configuración actual existen cuatro tipos de investigadores nacionales (candidatos, niveles 1, 2 y 3 y eméritos), cada uno con exigencias, sobresueldos y ciclos de evaluación diferentes. Supuestamente, los niveles están diseñados para recompensar la experiencia de los investigadores, pero en los hechos fragmentan de manera artificiosa a los trabajadores de la ciencia en tanto que segmento social y contribuyen a que se acentúen las jerarquías dentro de las comunidades científicas.

Súmense a esas categorías los diferentes tipos de contratos ordinarios (unos seis niveles para el personal de tiempo completo, una gran variedad de ellos para los tiempos parciales y por supuesto los contratos “por horas”) y el escalafón de los sistemas de estímulos que existen en casi todas las universidades (a veces con cuatro niveles, a veces con seis): de ello resulta que el estatus laboral de los profesionales de la ciencia puede presentarse en más de cien configuraciones diferentes —aunque en la realidad es probable que sólo ocurra una cincuentena de ellas. Semejante multitud de condiciones sociales ayuda sin duda a explicar por qué es tan difícil advertir la existencia un científico tipo o promedio —en el SNI y en general en la academia mexicana. No nos engañemos, sin embargo: los patrones existen (otro día hablaremos de ellos).

Pero sobre todo hay que darse cuenta que es precisamente en esa diversidad —que a veces se nos aparece tan irreductible como la vida misma— donde radica una de las funciones primordiales y más funestas del “sistema” que regula el trabajo científico. Como en el resto del mundo sobre todo desde la segunda revolución industrial, la multiplicación y jerarquización de las tareas, los saberes, los oficios, las categorías, las responsabilidades y los salarios —junto con su meticulosa organización en tablas, reglamentos y hojas de Excel— ha sido una de las estrategias más eficientes para despojar al trabajo de su valor y de paso obstaculizar la conciencia colectiva de los trabajadores. Por eso insistimos en mirar por encima del hombro a los estudiantes de posgrado, a los becarios posdoctorales, a los profesores de asignatura y también, por supuesto, a esos colegas que no se encuentran “a nuestro nivel” en el Sistema Nacional de Investigadores.

Modern Times, de Charlie Chaplin, 1936. (Fotograma tomado de aquí.)

En suma: cualquiera que conozca un Oxxo o una maquiladora y sepa algo acerca de las universidades europeas y estadounidenses (como eran hasta hace poco) advertirá fácilmente la naturaleza de la contribución del SNI a la “modernización” y la “excelencia” de la ciencia mexicana. En cualquier caso —esto es, se reconozca o no el papel del SNI en la enajenación de los profesionales de la ciencia—, es indudable que esa manera de entender el trabajo científico es consistente con el espíritu de la transformación neoliberal que comenzó a ocurrir en casi todo el mundo hace unos cuarenta años: en todos los ámbitos el trabajo vale menos, en todas partes los derechos sociales —las pensiones de jubilación, la seguridad en el empleo, el salario digno, la atención de la salud, la libertad creadora— han sido recortados hasta niveles escandalosos.

No hay mucho misterio en todo esto. Lo extraño es que, desde los años ochenta, estudios como el de Vera y otros investigadores no han hecho sino multiplicarse hasta constituir un coro que no debería ser ignorado pero que hasta ahora no ha conseguido desestabilizar el acuerdo de facto entre el liderazgo del Conacyt (independientemente de su orientación política) y la minoría de la comunidad científica que pertenece al SNI (independientemente de su orientación política). De hecho, lo que ha predominado es una aceptación tácita, gruñona si se quiere pero aceptación a fin de cuentas —lo cual es un tanto sorprendente porque se supone que el pensamiento crítico es el corazón mismo de la investigación científica.

Las razones que explican la existencia de este consenso deben ser tan complejas como difíciles de documentar —en parte porque la sociología de la ciencia es una disciplina relativamente marginal y en parte debido al talante cientificista de gran parte de los investigadores, aquellos que todavía creen que la “ciencia” es puro conocimiento, y conocimiento puro, ajeno e independiente de las circunstancias materiales e ideológicas de la sociedad en que se produce. Afortunadamente, una nueva generación de sociólogos-historiadores de la ciencia parece estar inclinando la balanza hacia otra parte. Si éste es el caso, a lo mejor por fin está llegando la hora de acabar con el SNI y sustituirlo con un mecanismo académico-laboral menos injusto y menos enajenante, que de verdad fomente el trabajo científico en nuestro país.

P.S. Dos colegas me han compartido materiales adicionales para documentar nuestro optimismo acerca de las evaluaciones y la mercantilización universitaria: un artículo de Rafael Argullol en El Pais; otro de Alain Deneault ahí mismo, y una interesantísima entrevista con Hugo Harari-Kermadec en Contratemps. Por si ocupan.

33 comments on “Acabemos con el SNI

  1. ¿La ciencia tiene ideología? Lo cierto es que los científicos deberían tener alguna postura política en todo lo que el concepto implica, pues así se reflejaría alguna condición para la mera transmisión de lo que ellos mismos proponen o descubren. El problema de fondo es el sistema en que vivimos -sin necesariamente sea de nuestra elección o decisión- y entre la ratio es mantener en ese sistema en una ignorancia funcional a los educandos y en general a la mayoría de los mexicanos. Es condición de los investigadores aludidos en su artículo, colaborar en mantener bajos niveles, no viven ningún compromiso social o político o cultural, amén de la discriminación que permea en tal organismo de investigación, contra los que constiuyen ciertamente competencia y sobre todo, peligro al confort de la mayoría del SNI. Deambulan en la mera supervivencia y por ello se esfuerzan sí, en mantener su propio estatus. ¿Cómo entonces podrían permitirse «dar patadas al pesebre»? Más cuando hay largas filas que quisieran llenar algún hueco en SNI, si es que algún investigador se saliera de la línea oficial.

    El SNI es directamente proporcional a las condiciones reales que existen en el sistema educativo oficial. No es una solución desaparecer -al estilo de AMLO- dicho organismo, hay que regularlo con la idea de la excelencia y ésta por supuesto dentro de los parámetros universales o ad hoc para México, porque otro problema es lo periférico dependiente del campo científico europeo. (Hace unos días leí a un sociólogo español que afirma que en su Páís han sido pioneros desde 1978 en adoptar el sistema de Economía Mixta, por reforma Constitucional, cuando en México tal acto se dio desde 1917. Y entonces cuando algún alumno de secundaria para arriba, lea a ése investigador europeo, tal vez siga con esa idea e ignore la condición nuestra. El eurocentrismo debe ser superado, en Latinoamérica tenemos bastante tela de donde cortar… Felicidades por entrar a ese debate, ojalá exista reflexión, análisis y acción.

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  2. Carlos Oseguera Sánchez

    Nunca había reflexionado en torno al tema, el SNI para maestros-clase es como el Olimpo de los Dioses de la investigación. Al parecer si debe reestructurar se y motivar la investigación más que la meritocracia.

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  3. Oliverio

    Las bases del artículo están fundamentadas , más no veo una propuesta.
    Tampoco quieren ser evaluados, no es la cantidad ni calidas, entiendo que existe una élite de científicos, pero es en todos los ramos. Hoy se debe hacer una reforma en las instituciones de educación pública y de acuerdo en que todos deben recibir más.
    Pero con la 4T esto no sucederá.
    ¿ Cuál es la propuesta de a quien se deben dar las becas de excelencia? ¿ Cómo medir ?
    ¿Cómo involucrar a la industria privada a estas becas?

    Saludo

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    • Luz de Teresa

      Personalmente creo que no deben existir becas de excelencia sino salarios competitivos a nivel internacional. (Deberíamos recibir salarios equivalentes a los de Chile o de Brasil, por ejemplo). El SNI se creó para compensar salarios en la academia que cada día estaban más depauperados e intentar retener a los mejores académicos en México. Personalmente creo que se pueden dar pequeños estímulos a la productividad pero no deben suponer una tercera parte de tu salario. El SNI además precariza el empleo. Si por cualquier razón médica, emocional, social, académica, etc. dejas de producir unos años tu salario se ve recortado dramáticamente. Además SNI y estímulos no forman parte de tu jubilación. Por esta razón muchos académicos no se jubilan. Esto es grave pues no se deja espacio a los más jóvenes y las plantas académicas envejecen. Desgraciadamente este gobierno no va a aumentar salarios, pues tener un salario correcto internacionalmente es pecado.

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  4. Ivan Lucas

    Olvida que el sni es voluntario; entra el que quiere y el que no, pues no. Es hasta ahora el único sistema de certificación que existe homologado a nivel nacional y en todos los países del mundo existen estos sistemas. Pretender quitarlo apelando a un brumoso discurso demagógico en torno a la ciencia “neoliberal”, lo único que va a ser es homologar la mediocridad. Lo que he visto, es que quienes quieren quitar el sistema nacional de investigadores es puro ardido que nunca podido entrar porque sus niveles de productividad no solamente no existen sino que son mediocres y bajos.

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    • Miguel Angel García Ariza

      No ver que existe una ciencia «neoliberal» indica claramente que hay científicos que están, en buen castellano, maiceados.

      La ciencia no es un ente abstracto. Es una actividad real concreta que se lleva a cabo por personas (independientemente de cómo se sientan sobre sí mismos algunos científicos), en un contexto temporal y espacial determinado. Las motivaciones y los fines de su labor, como la del resto de los trabajadores (sí, los científicos, muy contra el pesar de muchos, también los son), están determinados por el sistema económico en el que se desenvuelven como trabajadores.

      Una ilustración clara de mi aseveración anterior es el desarrollo matemático en la URSS en la segunda mitad del siglo pasado.

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  5. José Ferreiro Gómez

    Me da la impresión de que lo que se quiere es un trato igual a desiguales. Y si bien eso puede ser deseable, justificable, en términos de justicia social, no considero que sea el caso en materia de ciencias y de investigación dadas la diferencias en cuanto a intereses personales, campos de estudio, antecedentes y otros etcéteras. Da la impresión también de que la idea de incentivos, la que de forma sutil se relaciona con la de neoliberalismo, el villano preferido en el contexto actual, es considerado el peor de los mecanismos para promover la investigación. Que la discrecionalidad de un burócratas, por muchos títulos que pudiera llegar a acumular, es mejor que la decisión de pares, con todos los defectos que pudiera tener, a la hora de establecer una dirección para el desarrollo de la ciencia y la investigación.

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    • Alejandra Moreno

      Lo que se quiere son salarios dignos. La labor de un investigador no es la misma que la de un profesor de asignatura, y te puedo decir que, habiendo desempeñado ambas, la de profesor de asignatura es mucho más pesada, aunque la de investigador tenga más responsabilidad. Por lo tanto, ambas requieren una remuneración adecuada. El SNI no existe para ponerte una estrellita en la frente, porque si como adulto necesitas eso, el problema se resuelve en el psicólogo no por medio de programas gubernamentales. El SNI existe como una respuesta a la pauperización de la actividad académica en los últimos años, y para muchos investigadores (sí, investigadores) representa la mitad o tercera parte del salario, con el que además financian parte de su investigación. Encima de todo eso, a todos los que trabajamos en la academia nos evaluan cada año por parte de la institución que nos contrata, más la evaluación del SNI, así que todo podría solucionarse con homologar criterios, valorar adecuadamente la docencia, y quizá transferir esos recursos del SNI a las instituciones de educación e investigación públicas para que se asimilen al salario, pagando su correspondiente ISR.

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  6. Porque politizan la ciencia?. Los argumentos son estilo 4T todos jodidos, sin importar que haces por tu país. Analicen como.nos ha dividido la 4T con argumentos mediocres de jalar hacia abajo en vez de apoyar a los que pueden hacer algo que beneficie a la sociedad. Está 4T incentiva la mediocridad, la envidia y la pobreza homogénea, no así l sagrada familia pues par ellos.no aplica.

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    • Alejandra Moreno

      La ciencia existe en un contexto histórico social, no es apolítica, y si piensas que las cosas están bien como estaban, pues te equivocas. Tenemos que hablar de eso y llamar a las cosas por su nombre. El sistema productivista de la ciencia ha arruinado el desarrollo y la inovación en todo el mundo, no solo en México, y para mostrarlo está la abundante bibliografía citada en este texto. La ciencia está en crisis y los que nos dedicamos a ella queremos mejorarla, aunque las discusiones se vuelvan incómodas.

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  7. LUIS EDUARDO MENEZ BAHENA

    En el estado de Morelos el actual gobernador de un plumazo desapareció el sistema estatal de investigadores sin importar que su creación se haya dado por decreto.

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  8. Víctor L. Barradas

    Como todo sistema inventado por los humanos puede caer en corrupciones y politiquerías, además de ser perfectible, y por ello tenemos ahora lo que es el SNI tal cual. Sin embargo, al parecer ya se nos olvidó para que fue creado el SNI y si sería muy bueno que tanto los detractores como los defensores supieran ¿Para qué fue creado el SNI? y se dejaran de especular sin razón. Lo que siempre he creído con todo este sistema de investigación en México es que debe ser repensado.

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  9. MANUEL DIAZ FLORES

    Los argumentos de los interesados en eliminar el SNI están orientados solamente a destruir y no son capaces de construir, es decir, no tienen propuestas para mejorar las cosas y reflejan una enorme ignorancia del funcionamiento del sistema y una gran pereza mental. Ven al SNI como un sistema de privilegios pero no son capaces de
    tener un desempeño destacado en sus instituciones para acceder a el y prefieren descalificar todo lo que les implique hacer un mayor esfuerzo. Hoy la ciencia tiene un enemigo adicional al bajo presupuesto en investigación, la mediocridad.

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  10. Alfredo Avila

    El SNI comenzó como una forma de frenar la fuga de cerebros y la distracción de las labores científicas por tratar de completar el ingreso con trabajos alternos debido a la debacle económica, una de tantas, de la década de los ochenta. Se privilegió la investigación con impacto a nivel internacional basado en la publicación en revistas con esa difusión y reconocimiento. Con el tiempo, como todo sistema de evaluación, se llenó de vicios. Por ejemplo un trabajo que se podría publicar en un solo artículo se parte en varios para multiplicar los beneficios. Se buscan revistas de publicación rápida, etc. Ahora el SNI se toma como referente para el reconocimiento académico. Sigue siendo un estímulo económico pero marca una diferencia entre investigadores de primera y segunda clase. Referente para otorgar proyectos, financiamiento, etc. Pero lo más grave es que cuando uno pretende jubilarse todos los pilones ya sea SNI o estímulos locales desaparecen y queda el raquítico salario base. Evidentemente nadie se jubila, la planta de investigación envejece, los espacios para jóvenes investigadores son escasos, y el objetivo de lograr un desarrollo científico del país fracasa. Encima de todo esto los gobiernos como el actual, son analfabetos y cierran espacios, presupuestos, destruyendo lo poco que en tantos años se ha medio logrado construir.

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    • No debe de desaparecer porque es muy romantica la idea pero falsa si quitas el SNI en este pais no se publicaria ningun pais leeria articulos procedentes de mexico y quedariamos mas sumidos en la ignorancia es un argumento mediocre que todos los profesores hora clase cobren igual conozco muchos profesores que dan su clase y se van a su casa y como van a cobrar al igual que uno que si se parte la mandarina en fajos para sacar sus experimentos? Es absurdo el que escribe no sabe lo que es la ciencia y estoy de acuerdo que este argumento es para restar y no dumar irnos mas a la mediocridad que pena da leerlo yo escribo libros y articulos a nivel internacional y se siente muy bonito comunicarse con investigadores de otros paises eso es lo que importa y como dicen ademas en otro comentario es libre entrar al sni

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    • «analfabetos» y «destruyendo». De verdad estás muy enojado, colega. Muy, y sin razones. Y el primer adjetivo, aparte de que revela tu clasismo, es absolutamente falso, y sé que lo sabes.

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    • Johanna Mireya Mtz Hdz

      Excelente punto de vista.

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  11. acarrillomx

    Es un artículo de académicos resentidos sociales. Su mensaje se reduce a: eliminen el SNI y duplíquennos el sueldo a todos. Lo cierto es que eso saldría mucho más caro que el SNI y al actual gobierno es no le interesa, porque ahorra hasta en medicina para niños con cáncer. Tampoco le gustaría a ningún otro gobierno, no tanto por el costo, sino porque esos que doblaran su ingreso solamente pasarían a ser una casta bien pagada sin publicar o patentar nada. ¿Cuándo se ha visto que músico pagado toque buen son? Entonces lo único que conseguirían en este gobierno sería que quitaran al SNI pero no le doblarían el sueldo a la masa académica. Habrían tenido el logro comunista tipiico: destruir lo mejor y llevar a todos al nivel más bajo.

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    • «Resentidos sociales». Espero de todo corazón ue usted no sea académico en Ciencias Sociales, porque acaba de demostrar todo lo que no sirve. Y habemos quienes amamos nuestra profesión, don «música pagada».

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  12. Martín Hernández

    Retrógradas estas personas, es probable que sean típicos resentidos sociales o que no pudieron acceder al SNI. El fondo no es pelear incremento e igualdad de sueldos. El fondo debe ser pelear incremento de sueldo y premiar y reconocer la mayor capacidad de una minoría de investigadores que se esfuerzan más que los demas en publicar sus allazgos y conclusiones. Esa distinción y premiacion es algo así como el SNI.

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  13. Eduardo Bretón

    Si bien mucho de l0 que producen algunos investigadores deleznable, debe de perfeccionarse, y debe de tener un objetivo el desarrollo científico necional, que es y puede de ser diferente de los objetivos y orientaciones de cada institución, las instituciones deben de promover el uso de sus descubrimientos y tecnologías, esa es la razón última de una Universidad crear conocimiento que cree valor para su sociedad.

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  14. Guillermo

    En los primeros párrafos de esta disertación, Luis Fernando menciona deficiencias del SNI, como muchos conocemos. Sin embargo, a partir del párrafo que comienza como «A continuación intentaré sintetizar algunos de esos argumentos en tres breves apartados.» El autor ya no tiene nada coherente que decir, a no ser que su orientación política e ideológica. Que con argumentos cuanto menos, maniqueos y confusos, intenta justificar sus argumentos con un desconocimiento de la labor científica y docente.

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  15. Adrián Ochoa

    Al final no entiendo qué es lo que les incomoda, el SNI o que hay un estímulo económico involucrado? Yo prefiero que ese dinero termine en la bolsa de académicos que sí trabajan a que acabe en el bolsillo de políticos corruptos!!! Porque al final eso es lo que va pasar.

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  16. Mónica Pérez

    Concuerdo con la mayoría de los puntos, aunque algo que se pierde en la generalización, es que el SNI no siempre representa estímulos económicos. Es requisito estar integrado laboralmente a una institución. Así, hay quienes tenemos la distinción, pero no recibimos estímulo económico alguno por no tener un empleo de esas características. Entonces el SNI se convierte en una carga, cuando podría ser la única vía que permita continuar con los gastos que genera una investigación. Hoy día el SNI no representa una protección para los investigadores, pues está condicionado a quienes ya cuentan con recursos institucionales. Tampoco tener la distinción «abre puertas», pues la oferta laboral es precaria y en muchas ocasiones se supedita a criterios absurdos como la edad del investigador. En todo caso, los investigadores independientes no tienen acceso a ninguna clase de estímulo, aunque pertenezcan al SNI.

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  17. Mucha de la incomodidad de aquellos que atacan al SNI son aquellos que no han podido ingresar al sistema, si es complejo ingresar, pero las reglas son muy claras.
    Por otro lado en todo el mundo existen estos sistemas de investigadores para beneficiar a aquellos que se dedican a esta actividad.
    No hay que imbricar problemas personales para atacar un sistema de reconocimiento al compromiso de muchos investigadores.

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    • Luz de Teresa

      Estimada Leonor: Puedes considerar que el SNI es correcto. Eso no significa que «en todo el mundo existan sistemas de investigadores para beneficiar a los que se dedican a esta actividad». Conozco bien el sistema español. En él te dan «quinquenios» si lo solicitas y cumples ciertos requisitos de productividad. Ahora bien, una vez que los tienes no te los quitan y representan un porcentaje muy pequeño del sueldo. Son eso un estímulo, pero un estímulo a una carrera, no hay que renovar cada cinco años. En el sistema brasileño dan apoyos para la investigación. No conozco como funcionan. En el gringo te contratan según tu perfil, y si eres muy bueno, te pueden pagar muy bien. Aplican la ley del mercado. Basta que UCLA quiera contratarte que MIT subirá la oferta al salario. No es comparable con nuestro sistema. En Francia no existe un equivalente.
      Por otro lado, tampoco es verdad que la gente que critica el SNI no pertenezca a él. Ese es mi caso. Soy nivel 3 y considero que es precarizar el empleo de investigador. Que debería ser parte de nuestro sueldo, que se paguen impuestos por ello, que no se pierda por tener unos años malos de productividad y fundamentalmente estoy en contra que se triplique el sueldo base entre estímulos de la universidad y el SNI. Creo que está muy bien un estímulo, que represente un 10 o 15% de tu ingreso. Eso es un estímulo.

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  18. Una queja ridícula que demuestra la falta de visión internacional del autor, seguramente arraigado en una vida académica local y limitada, insatisfecho de su elección profesional. Es claro que ambos sistemas co-existen alrededor del mundo, no es necesario eliminar uno para alimentar el otro. Tanto la investigación tiene repercusión directa -medible- en la economía de un país, a través de las patentes por ejemplo, como la enseñanza promueve la formación de recursos humanos. Trabajamos por un mismo fin, ¿por qué organizar una contienda al interior, una guerra civil, cuando hay otros factores que causan la frustración que le corroe? (¿O le pagaron para escribir esta basura?)

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  19. Miguel Angel García Ariza

    Me ofrezco para participar en la construcción de un proyecto alternativo al SNI o bien, un proyecto más general sobre la gestión del desarrollo científico y tecnológico de nuestro país (que abarque al SNI). Dejo mi dirección electrónica: magarciaariza@yandex.com

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  20. El gran tema es la precariedad de los salarios en las universidades autónomas, que han usado al S.N.I. como respaldo para premiar a quienes ademas de ser docentes, investigamos y realizamos labores administrativas. De fondo, al artículo le hace falta esa discusión – que sin duda es importante – pero las críticas y propuestas deben incluir el rol de las autónomas y sus politicas de: contratación, investigación, repartición de cargas laborales y dignificación de los salarios; todo elllo no depende del gobierno federal SEP ni de Conacyt, depende de los congresos locales, los gobernadores y las autónomas, o como tema de ANUIES. Sin una discusion completa, abolir el S.N.I. así como lo propone el artículo, es liquidar para siempre la poca ciencia que hay en México.

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  21. Pingback: A Manuel, miembro del SNI – El Presente del Pasado

  22. Bienvenido el debate, en acuerdo con cambiar el nombre cito sic «Sistema Nacional de Sacapuntos». El SNI se debe reestructurar, se corrompió desde hace mucho, paso de una buena intención a conformar una suite de los «científicos» donde muchos sólo andan de «caza goles» y de «puntos» en todas las áreas del conocimiento, con puros refritos, sin trascendencia ni aportes. V.gr. En esta crisis del Covid ¿dónde de están esos científico cos? ¿Dónde de están las propuestas multidisciplinarias? ¿Dónde de están los SNI? Escondidos detrás de un enfermero (a) y a otros tantos los atroparon haciendo turismo académico.
    Propuesta, evaluación transparente.
    Los doctorados no son garantía de calidad, hay gente con licenciatura y maestría con proyectos de mayor riqueza en conocimiento. Apertura horizontal y vertical.

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