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A promesas incumplidas, aumento anticipado

por Agustín Córdova *

De acuerdo con la página oficial del Sistema de Transporte Colectivo, desde la inauguración de la primera línea del metro en 1969 la tarifa ha aumentado diez veces. Cabe señalar que el “boleto único” o de un solo viaje no ha sido la única forma para utilizar el servicio. De 1969 a 1986 se expidieron planillas de cinco boletos a un costo menor que si se compraran cinco boletos por separado. Otra forma de pago, implementada de 1986 a 1995, fue el denominado “abono de transporte” (desapareciendo el sistema de planillas). El abono consistía en un único boleto que se expedía quincena tras quincena y permitía el acceso ilimitado al transporte por un único pago. Para 1996-1998 desapareció el abono de transporte y se retomó otra vez el mecanismo de planillas, ahora con la cantidad de veinticinco boletos. Las planillas fueron eventualmente abandonadas y el boleto único quedó como la sola forma de acceder al metro con la justificación de “mantener estable el precio del boleto a futuro”.

Por economía, sólo hablaré de los dos últimos cambios en la tarifa del transporte. El penúltimo ocurrió en 2002 con el otrora jefe de gobierno de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador. El costo de cincuenta centavos más al precio del boleto (para quedar en dos pesos) se aplicó en los sistemas de transporte metro, tren ligero, autobuses de la Red de Transporte de Pasajeros y trolebuses. Después de cuatro años de mantenerse estable la tarifa, el aumento se hizo con motivo de reducir el subsidio otorgado por el gobierno de la ciudad, continuar con el programa de mejoramiento en cuarenta y cinco estaciones, así como adquirir cuarenta y cinco trenes nuevos que comenzaron a brindar servicio en 2004 (previa licitación) y se integraron en su totalidad a la línea 2. El punto a destacar aquí es que la aprobación del aumento fue sometida a una consulta ciudadana (la primera de su tipo) que se llevó a cabo de forma telefónica durante el último fin de semana del mes de noviembre de 2001, arrojando como resultado un pronunciamiento del 58 por ciento de los encuestados a favor del incremento.

Ocho años después, bajo la administración de Marcelo Ebrard, el costo del boleto subió un peso más para quedar en la tarifa actual de tres pesos por viaje. Publicado el acuerdo en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, autoridades de la ciudad justificaron el aumento para garantizar la continuidad y la calidad en la prestación del servicio. En palabras del entonces mandatario capitalino, el incremento serviría para dar mantenimiento y modernizar la flota de trenes: “La línea A prácticamente la tenemos que rehacer, la que corre sobre Zaragoza, porque los suelos en la zona son blandos. Entonces las vías del tren parece que suben y bajan, hay desviaciones y son trabajos que no se pueden aplazar.” Para otorgar el aumento, la Asamblea Legislativa elaboró una encuesta para valorar el incremento en la población encuestada, misma que dio como resultado un contundente 80 por ciento a favor de subir el costo.

Sin embargo, ante el anuncio de un posible nuevo aumento en el costo del boleto, hay precisiones que deben hacerse. Por ejemplo, anualmente el metro recauda la cantidad aproximada de 22 mil millones de pesos (entre viajes, publicidad y renta de espacios comerciales), dinero que pasa directamente a la Tesorería General. No obstante, en el presupuesto de egresos del Distrito Federal el metro aparentemente sólo recibe de vuelta la cantidad aproximada de 13 mil millones de pesos. ¿A dónde van a parar los cerca de 9 mil millones de pesos restantes que genera el sistema de transporte? Habría que preguntárselo a la administración de los últimos gobiernos de izquierda en la ciudad de México.

Antes de entrar... pague dos pesitos más.
Antes de entrar… pague dos pesitos más (Foto: El Universal)

El anuncio de Miguel Ángel Mancera de una nueva consulta ciudadana sobre el incremento de la tarifa pretende (como ha hecho la izquierda desde 2001) deslindarse de la responsabilidad político-electoral que implicaría el aumento. Tiene el objetivo de disfrazar la toma de la decisión a través de un mecanismo supuestamente incluyente, elaborado por empresas que más allá de ser objetivas buscan validar el resultado deseado por quienes pagan las encuestas. Así, se pretende crear la apariencia de haber tomado en cuenta “la voz del pueblo” (un concepto abstracto regularmente usado por la izquierda).

La mayoría de los usuarios (que vale decirlo, no todos son usuarios modelo, en tanto que no todos hacen un uso adecuado de los vagones y las instalaciones) está en contra de un aumento en la tarifa. El incremento nuevamente tiene como resorte la promesa incumplida, desde el gobierno de AMLO, de mejorar el servicio —aunque hasta ahora no se hayan logrado corregir los problemas que aquejan un día sí y otro también al sistema de transporte (inundaciones en estaciones, vagones en mal estado, vendedores ambulantes, acoso sexual, inseguridad, sindicalismo corrupto).

6 comments on “A promesas incumplidas, aumento anticipado

  1. Coincido. Y creo firmemente que la solución no está en aumentar al tanteo el precio, sino en comprender que el STCM debe recibir lo que genera, es decir, obtener autonomía y autogestión. Los espacios publicitarios y comerciales del metro son un buen negocio por la afluencia garantizada que representan. El SCTM no tiene la culpa. Los trabajadores laboran en pésimas condiciones: inseguras, insuficientes, precarias. Las herramientas y los insumos muchas veces son limitados y tienen que ingeniárselas para brindar un servicio medianamente aceptable. Hay mucho detrás de esto.

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  2. Marco Ornelas

    Creo que antes de consultar habría que informar, y éste artículo es un buen comienzo. La autonomía presupuestaria y autogestión financiera que incluya los intereses legítimos de los trabajadores deben ventilarse públicamente de manera que la sustentabilidad de la megalópoli quede garantizada (y la frase no es cliché, sino desnuda realidad).

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  3. Gustavo Flores

    Tengo poco tiempo de leer este espacio, asì que mi única base es precisamente este artículo. Una vez aclarado este punto, considero que el tema es importante, bastante importante a no ser que inserta en su argumento juicios de valor pues no aporta los elementos suficientes que demuestre sus dichos. Es inocultable las deficiencias del metro, pero y la contaminación, las de la educación, la electricidad, las de seguridad, la neo-esclavitud a partir de los bajos salarios, la sobre-oferta de malìsima (chatarra) alimentación y un largo, pero largo etc.Tambièn le echamos la culpa a la izquierda.

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    • Bueno, gracias por aclararlo. No creo que se hayan dado los juicios de valor, y sí, el espacio no da para sustentar todo lo dicho. Y no culpo a la izquierda de lo que mencionas (no en el artículo). Sólo que la izquierda política del PRD me parece que no es tan de izquierda.

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